Xabi Etxeita (Amorebieta-Etxano, 31 de octubre de 1987) es una referencia del Amorebieta y del pueblo. A sus 36 años, el central –exjugador del Athletic en dos etapas, Cartagena, Elche, Huesca, Getafe y Eibar– reflexiona desde el atalaya de la experiencia y lo hace de manera pausada, convencido de que su equipo se va a salvar, sin que por ello Etxeita, que vuelve a sentirse futbolista tras sufrir la segunda operación de pubis en su carrera y ser titular en los dos encuentros precedentes ante el Oviedo y Eldense, esquive la autocrítica, primero hacia sí mismo, al mismo tiempo que ni descarta que esta temporada sea, a sus 36 años de edad, la última que esté en activo.

Ha vuelto a jugar tras un largo periodo de baja por sus problemas de pubis. ¿Qué sensaciones tiene?

—Buenas. Llevaba mucho tiempo sin jugar, mejor dicho, sin estar en el campo con molestias, porque los últimos partidos que había jugado sufría muchas molestias y tuve que hacerlo infiltrado. Con la ayuda de los médicos de Lezama y la colaboración también del club, he podido hacer una pequeña intervención en Madrid, que me ha ayudado mucho y con un ingente trabajo en la oscuridad, en el gimnasio con los readaptadores he podido volver.

Ya fue intervenido en 2010 de pubalgia.

—Sí. En toda mi carrera he tenido problemas de pubis, pero fue en 2009 cuando estaba en el Athletic cuando me dio fuerte en la época de Caparrós y tuve que pasar por quirófano en Múnich. Algunas lesiones han sido el talón de Aquiles.

Se ha recuperado, pero su equipo está tocado tras sufrir un nuevo varapalo ante el Eldense. ¿Cómo se gestiona un momento tan delicado?

—No es fácil, la verdad. Algunos tenemos experiencia y hemos estado en este tipo de situaciones, pero hay compañeros jóvenes en el fútbol profesional, es difícil llevarlo día a día, toda la presión que acarrea nos hace no estar centrados donde debemos estar centrados. Es mucho de cabeza, somos conscientes de ello, te lastra y si no ganas… Necesitamos una victoria para poder reilusionarnos y ver que podemos competir en esta categoría.

Habla de experiencia y lo cierto es que le avala su trayectoria, es el segundo capitán y está curtido en mil batallas. ¿Qué mensaje lanza dentro y fuera de la caseta?

—Quiero que el jugador esté cómodo, estar cerca de él, preguntarle por sus inquietudes, dar confianza. A partir de ahí, el jugador crece. Recuerdo que cuando empezaba en el Athletic los consejos que me daban Carlos Gurpegi, Pablo Orbaiz, Aitor Ocio o Andoni Iraola y realmente me ayudaban mucho.

¿Le escuchan en el vestuario?

—Creo que sí. Puede ser, aunque no está bien que yo lo diga, que valoren la trayectoria que he tenido y al final es normal.

¿En qué están fallando? Porque el cambio de entrenador tampoco les ha servido para tener resultados.

—Si supiera exactamente en qué. En Segunda División está claro que debes dominar las dos áreas y el balón parado. Ahí no estamos siendo contundentes en ninguno de los tres aspectos. Para empezar, si encajas goles, te resta en confianza. Si quieres salir de abajo, te tienes que basar en la fortaleza defensiva, en ser sólidos y demostrar al rival que para que te metan un gol te tiene que hacer muchas ocasiones.

Encajan gol muy fácil.

—Así es. Sobre todo al principio y eso te lastra para todo el partido. En los tres anteriores, hemos encajado gol en los primeros diez minutos y no te lo puedes permitir.

¿Como defensa, hace autocrítica?

—Claro que la hago y soy el primero en hacerlo como defensa y como partícipe del equipo. Hablamos de que no nos encajen al salir y no sé porqué no somos capaces. Eso es lo primero que tenemos que mejorar. Lo que quiero es que esto vaya bien y si juego, debo ser un ejemplo de que me salgan las cosas bien y trabajo para eso.

Menciona las dos áreas y el equipo tampoco presume de gol, que cuesta dinero, de lo que no abunda en el Amorebieta. ¿Cómo se soluciona esa carencia?

—Soy de los que piensan que los equipos se construyen desde atrás, si miras las clasificaciones de todas las ligas, el equipo que encaja poco aunque meta poco está con la flecha hacia arriba. Es como dice, estamos en una categoría profesional, con clubes de altos presupuestos que cuentan con buenos delanteros. Nosotros quizá no tenemos abundancia y cuando no le salen las cosas, lo acusamos.

¿Qué pueden aportar las tres nuevas incorporaciones?

—Creo que bastante en sus respectivas posiciones. (Unai) Bustinza desde su carácter nos va ayudar, (Iker) Unzueta conoce la casa y ha demostrado que tiene gol; y luego está (Ángel) Troncho que es un jugador desequilibrante, con futuro.

Hay mucha gente que no da ni un solo euro por el Amorebieta. ¿Si tuviera que apostar, lo haría fuerte, se jugaría su dinero?

—No puedo apostar, pero sabemos que si ganamos dos o tres partidos seguidos, de lo que estoy seguro haremos, lo podemos conseguir. Tenemos que ir paso a paso, siendo un equipo sólido y a partir de ahí tirar para arriba. En el fútbol pasan un montón de cosas que nunca se esperan.

Tendrían que hacer números de Champions.

—Sí, incluso de ganar el título, pero hay que ser positivos y no mirar a cuánto estamos.

¿Mira la clasificación los domingos a la noche?

—No, llevo mucho tiempo sin mirarla, porque en estos momentos no te puede ayudar. Estamos en una situación en lo que lo de la tabla es lo de menos, porque lo que necesitamos es una victoria cuanto antes.

Se ha recuperado y vuelve ser un fijo en el once. ¿Se ha reinventado o es el Etxeita de siempre?

—Tengo 36 años y vas cambiando. Cuando debuté tenía 21 años y se jugaba a otro fútbol diferente al de ahora. El fútbol ha evolucionado y el jugador se tiene que adaptar. He evolucionado mucho en diferentes aspectos, la experiencia te da un poso para saber qué hacer en cada momentos del partido.

¿Qué le dice el big data?

—No lo estoy mirando mucho. Están muy bien los datos, pero hay que demostrar en el campo que lo vive. Me gusta ver a un jugador que va conmigo en mi equipo que está a muerte en cada acción, que le va la vida en cada balón. Eso me dice más que el big data.

O sea, que es de la vieja escuela.

—Lo que me transmite un jugador quiere decir mucho más que los números.

El pasado verano debatió entre seguir o dejar el fútbol. ¿Ha decido qué va a hacer el próximo junio?

—Ya hace dos años le di muchas vueltas; el año pasado, lo mismo. No sé si por la euforia o porque estuve a un buen nivel, tomé la decisión de seguir. Todo tiene un principio y un final, y no lo tengo decido al cien por cien, quiero disfrutar en el día a día, intentar ayudar al equipo e intentar conseguir el objetivo.

¿Está este año más cerca su adiós?

—Cada año que pasa está más cerca, pero sí diría que está cerca.

Hace seis campañas cerró su ciclo en el Athletic. ¿Qué espinita le quedó clavada de su trayectoria como rojiblanco?

—Posiblemente tener más continuidad, ser un jugador más consolidado. Es lo que me ha quedado en el Athletic, no ser titular indiscutible durante más tiempo, quizá es lo que me faltó para sentirme un jugador más realizado cien por cien del Athletic.

¿Qué le faltó?

—Muchas cosas. En el Athletic hay mucho nivel, fue una época con la irrupción de Yeray y Unai Nuñez. Vinieron muy fuertes y demostraron que tenían nivel para jugar en el Athletic. No te quedaba otra que aceptarlo y buscarte la vida en otro sitio.

¿Su mejor recuerdo?

—Diría que muchos. Me acuerdo del debut en Copa ante el Recreativo en Huelva, jugué diez minutos; me acuerdo de que el finde siguiente salí a los 35 minutos ante Osasuna en San Mamés y ganamos; y cómo no el primer gol en San Mamés ante el Atlético de Madrid a pase de Joseba Etxeberria. Y, sobre todo, el título de la Supercopa en 2015, lo que vivimos fue una pasada.

En 2010, salió por primera vez de casa para jugar en el Cartagena, al que se enfrenta este sábado. Ha llovido mucho desde entonces.

—Ha llovido mucho, pero ha pasado muy rápido. Fue una buena experiencia cuando sabía que no iba a gozar de oportunidades en el Athletic, de demostrar que hay vida lejos de Lezama. Fue una experiencia de la que aprendí mucho y que me vino muy bien en esos momentos para crecer como futbolistas. Son recuerdos muy bonitos.

Y se reencontrará con Mikel Rico.

—Y con otros excompañeros. Con Mikel hicimos muy buena amistad. Es un tipo de mi estilo, muy currela, que se ha tenido que buscar la vida fuera del Athletic y tuvo la posibilidad de volver.

¿Qué partido espera?

—Un partido muy cerrado. Ellos vienen de una dinámica muy buena, que querrá achucharnos y meternos en nuestros campo. Intentaremos todo lo contrario, que sean ellos los que estén más en su campo. Será un juego más brusco y contundente de lo que nos solemos encontrar fuera de casa. Tenemos que dominar las áreas, defender bien los centros y ser eficaces en el área contraria.