No pudo ser. El Amorebieta pone fin a su recorrido en la presente edición de la Copa al sucumbir en su regreso a Urritxe ante un Celta que hizo buena su jerarquía en la segunda mitad, en la que dio la vuelta a un partido intenso y loco gracias a su mejor físico, a una certera lectura de juego y, sobre todo, al impacto de Miguel Rodríguez, autor de un gol y asistente de otro, y al griego Douvikas, que firmó el doblete definitivo y al que se recuerda también como el verdugo del Sestao River en Las Llanas en la anterior eliminatoria.

Fue un choque a la vieja usanza, marcado por el pesado estado del césped y las alternativas en el juego y en el marcador, y en el que conjunto azul, que llegó a mandar por 2-1, se vio en los octavos de final durante un puñado de minutos, hasta que el Celta le bajó de las nubes en la reanudación, donde ya fue superior. Al Amorebieta, ya cerrada su trayectoria copera, le toca pasar página y centrarse en la liga, con el objetivo de la permanencia en Segunda metido entre ceja y ceja.

La Copa supone la excusa perfecta para un entrenador, que activa un plan radicalmente diferente al habitual en liga. Una revolución que se acentúa en equipos como el Amorebieta y el Celta, inmersos en apuros ligueros en sus respectivas categorías, por lo que se entendía previsible que tanto Jandro Castro como Rafa Benítez introdujeran un buen número de novedades en sus onces iniciales, que se elevaron a ocho en el caso de los azules y a nueve en el de los gallegos. Así las cosas, solo Félix Garreta, Josué Dorrio y Eneko Jauregi repetían en el conjunto vizcaino respecto al anterior compromiso oficial ante el Alcorcón, que como se conoce se saldó con una dolorosa derrota para los zornotzarras, situados en la penúltima posición de LaLiga Hypermotion; en tanto que en los celestes únicamente Unai Nuñez, ex del Athletic, y Manu Sánchez se mantenían en el equipo inicial que compitió el pasado miércoles frente al Betis, duelo en el que se impuso el Celta y que le valía para salir de la zona de descenso. Llegaba, por tanto, la hora de los meritorios, ansiosos de reivindicarse y hacerlo en un torneo tan incentivador como es el del K.O., especialmente cuando emerge el goloso reto de alcanzar la ronda de octavos, a la que nunca ha llegado el club azul a lo largo de su historia.

Urritxe, agua, barro, motivación... El cóctel genuino para saborear la Copa en toda su intensidad. Vamos, el fútbol de toda la vida, ajeno al del plasma. El escenario invitaba a vivir una mañana que recordaba tiempos pretéritos. Y así fue. Pese a que el partido no arrancó a gusto del Amorebieta, que encajó todo un bofetón a los seis minutos cuando Miguel Rodríguez sorprendió a Magunagoitia con un duro disparo desde la frontal del área, lo que ponía la eliminatoria cuesta arriba para los de Jandro que, lejos de bajar la cabeza, apretaron aún más los dientes. La fe mueve montañas, dicen. Los azules, sostenidos en la medular por Erik Morán y Ryan Edwards, se activaron, cogieron el punto al pesado césped y explotaron sus costados para dañar a un Celta que, con el paso de los minutos, se sintió incómodo. Josué Dorrio, que insiste en su alto nivel de juego, la tuvo al cuarto de hora, pero no acertó en su mano a mano con Aitor Villar, que repelió el golpeo del bilbaino.

El Amorebieta se reencontró. Jorge Mier profundizó metros por su banda, Rayco se sumó y Eneko Jauregi hacía el trabajo de zapa, hasta que llegó la recompensa a la media hora. El que cuestionaba el estado del verde como incompatible con el buen fútbol se debió tapar el rostro. Dorrio y Rayco fabricaron una acción de lujo que culminó Jauregi a pase del canario. La ebullición subió tanto que Rayco prologó la fiesta al sellar el segundo con un disparo que hizo inútil la estirada del meta celeste. Una remontada para embriagarse.

Remontada celeste

El subidón, sin embargo, se convirtió en todo un bajón a los pocos minutos del segundo acto cuando se repitió la historia del primero. El Amorebieta volvió a entrar con mal pie, cedió terreno al cuadro de Rafa Benítez y fue el principio de su fin. Jailson aprovechó un rechace dentro del área pequeña para batir a Jonmi y sin aún haber asumido el empate Miguel Rodríguez se sacó una delicatessen para romper la cintura a Dani Lasure, que había comparecido segundos antes, y poner un caramelo a Douvikas, que el griego agradeció con un limpio remate de cabeza. El Celta volteaba el partido y se blindó a su renta, sin dar opciones al colectivo de Jandro, al que tampoco le dieron fruto sus movimientos de piezas. Douvikas tuvo el 2-4, pero se lo impidió el palo, a Jauregi se le escapó su segundo gol, a Miguel el barro le privó de marcar y después Douvikas sentenció la eliminatoria para enmudecer Urritxe. La liga espera ya al Amorebieta.

AMOREBIETA: Magunagoitia; Mier, Gayà (Min. 78, Etxeita), Garreta, Seguín( (Min. 52, Lasure); Quintero (Min. 65, Eraso), Morán (Min. 64, Sibo), Edwards (Min. 78, Morcillo), Rayco; Dorrio y Jauregi.

CELTA: IvánVillar; Kevin (Min. 87, Javi Rodríguez), Unai Nuñez, Jailson, Manu Sánchez; Dotor, De la Torre (Min. 78, Ávarez); Miguel (Min. 87, Carles Pérez), Sotelo, Williot; y Douvikas.

Goles: 0-1: Min. 6; Miguel. 1-1: Min.30; Jauregi. 2-1: Min. 35; Rayco. 2-2: Min.49; Jailson. 2-3: Min.53; Douvikas. 2-4: Min. 75; Douvikas.

Árbitro: Munuera Montero (Comité Andaluz). Amonestó a Jailson y Unai Nuñez , por el Celta.

Incidencias: Encuentro correspondiente a los dieciseisavos de final de la Copa disputado en Urritxe ante unos 1.300 espectadores, que llenaron el recinto zornotzarra.