La inestabilidad marca el día a día del Sevilla, primer rival del Athletic en 2024 y con nueva figura presidencial desde la pasada Nochevieja. José María del Nido Carrasco, abogado de profesión de 45 años e hijo del célebre José María del Nido Benavente, quien ocupara la presidencia del club hispalense entre 2002 y 2013 antes de ingresar en prisión en 2014 por el caso Minutas del Ayuntamiento de Marbella, estrenará mañana asiento en el palco de autoridades del Ramón Sánchez Pizjuán en detrimento de José Castro en medio de la acuciante crisis deportiva, económica e institucional que sacude a una entidad con múltiples problemas tanto dentro como fuera de los terrenos de juego.

Si las cosas no fluyen sobre el verde, con el equipo instalado en la parte baja de la clasificación en la liga a solo tres puntos del descenso y fuera de Europa tras finalizar como colista la fase de grupos de la Champions League, el presente tampoco invita a la tranquilidad de puertas hacia dentro. El cambio de presidente con la protocolaria salida de José Castro, quien asumirá la vicepresidencia del club relevando al propio Del Nido Carrasco, se ha producido no en vano como mero formalismo a fin de dar continuidad al pacto de gobernabilidad firmado en 2019 entre los accionistas mayoritarios del Sevilla, entre quienes se encontraba Del Nido Carrasco como representante del paquete accionarial de su padre.

El acuerdo, sellado a ocho años vista, dictaminaba que un miembro de la familia Del Nido debía presidir el Sevilla a mitad del recorrido, por lo que ha sido en el cierre de 2023 cuando se ha llevado a cabo el cambio de fichas en la presidencia para situar al frente del club hasta finales de 2027 a Del Nido Carrasco, quien ingresó en el órgano de gobierno del Sevilla en diciembre de 2006 y a quien su padre acusa de traidor. El objetivo de Del Nido Benavente, máximo accionista del Sevilla, no es otro que recuperar una presidencia que ve ahora en manos de su hijo muy a su pesar, pues la relación entre ambos está rota desde hace tiempo y el caso se dilucida en los juzgados.

“El nombramiento más ilegítimo de un presidente en la historia del club. Siguen aferrándose al cargo impidiéndome el derecho a voto para seguir cobrando sueldos de sultanes”, lanzó Del Nido padre pocas horas después de que su hijo relevara en el cargo a José Castro, cuya década a los mandos del Sevilla se ha cerrado con cinco títulos de la Europa League y siete clasificaciones para la Champions. Cada Junta General de Accionistas en los últimos tiempos, sin embargo, se ha convertido en una guerra abierta por el poder entre las partes implicadas con la pugna familiar entre padre e hijo como génesis de la crisis institucional que asola al Sevilla, que ha visto rechazadas las cuentas de los dos últimos años con una deuda que asciende ya por encima de los 80 millones de euros.

MÁXIMA CRISPACIÓN

Tamaña inestabilidad se ha visto reflejada en el plano deportivo, a pesar del milagroso título de la Europa League conquistado en mayo de 2023 en Budapest bajo la batuta de José Luis Mendilibar, uno de los cinco entrenadores que han pasado por el banquillo del Ramón Sánchez Pizjuán desde enero de 2022. Julen Lopetegui, Jorge Sampaoli, Diego Alonso y Quique Sánchez Flores, actual timonel sevillista, son los otros cuatro técnicos por los que ha apostado en los dos últimos años una entidad que tiene ahora a Víctor Orta como director deportivo tras la tensa salida de Monchi en junio de 2023.

Siete meses después, la tensión continúa instalada en el seno de un club que tiene a su afición de uñas. Las pitadas en el estadio se suceden y el ambiente de crispación no desciende. Tampoco lo hará tras el paso al frente de Del Nido Carrasco, quien se enfrenta a la compleja situación de ir en contra de la opinión pública sevillista mientras cuenta, eso sí, con el apoyo del grupo de Utrera que lideran José Castro y la familia Carrión.

A la espera de comprobar cómo recibe mañana la hinchada hispalense a su nuevo presidente, que ya venía realizando dichas labores desde hacía más de un año pese a figurar como vicepresidente, en el verde posará un equipo que trata de levantar el vuelo a las órdenes de Sánchez Flores.