AMOREBIETA: Campos; Álvaro Núñez, Hernando, Félix, Lasure (Min. 81, Da Graca); Dorrio, Sibo (Min. 68, Edwards), Carbonell, Morcillo (Min. 59, Avilés); Eraso (Min. 68, Quintero) y Jauregi.

ALCORCÓN: Anacker; Iago López, Castro, Chema Rodríguez, Quintillà; Víctor García (Min. 90, Babín), Javi Pérez (Min. 78, Bravo), Eteki, Jacobo (Min. 78, Artola); Obieta (Min. 82, Rivas) y Chiki (Min. 90, Bustos).

Goles: 1-1: Min. 34; Félix. 1-1: Min. 37; Obieta. 1-2: 64; Víctor García.

Árbitro: Milla Alvéndiz (Comité Andaluz). Amonestó a Hernando, Eraso y Jauregi, por el Amorebieta; y a Iago López, Víctor García, Chema Rodríguez, Jacobo y Rivas, por el Alcorcón.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésimo primera jornada de LaLiga Hypermotion disputado en Lezama ante apenas 890 espectadores, en lo que supone el último encuentro oficial del año 2023.

El enésimo ejercicio de impotencia. El Amorebieta despide el año con muy malas sensaciones, cada vez más hundido en la zona baja y con la salvación a ocho puntos vista después de caer en Lezama frente al Alcorcón, uno de sus rivales directos por la permanencia, en un encuentro en el que el conjunto azul proyectó poco y en que sus desajustes defensivos le condenaron a una de esas derrotas que duelen no solo a nivel clasificatorio sino también en clave interna. Jandro Castro, en su segundo partido al mando, asume que tiene mucho trabajo por delante aunque quede toda una vuelta para el cierre de la liga porque el camino cada vez se hace más angosto. Para más inri, al Amorebieta, que solo ha sumado un puntos en las últimas cinco jornadas, no le valió adelantarse en el marcador por medio de un Félix Garreta que emerge como su pichichi gracias a su tercera diana y sufrió una nueva remontada como le ocurriera recientemente en Valladolid gracias a los goles de Koldo Obieta, un ex del club vizciano, y de Víctor García, ambos gestados en sendos defectos defensivos de los locales, incapaces de reaccionar con el marcador en contra.

Jandro es fiel a su idea, volvió a insistir en su innegociable 4-4-2 y repitió once, lo que es una novedad respecto a su predecesor, más amigo de retocar matices en cada partido. El asturiano solo suma dos partidos al frente los azules y estos han asomado una versión renovada, ya que gustan más de la posesión y quieren ser protagonistas, que se tratan de buenas decisiones, pero continúan con las mismas debilidades. El primer acto retrató las dos caras de este Amorebieta en un partido que con el paso de los minutos acentuó la intensidad y los rifirrafes lógicos en duelos donde hay tanto en juego. El Alcorcón tomó la iniciativa en el arranque para despiste del cuadro zornotzarra, que se sintió espeso en ese escenario, aunque le salvó la falta de pericia de los alfareros en las últimas decisiones. Superada la caraja, los de Jandro se soltaron bajo la batuta de Álex Carbonell, la impagable pelea de Eneko Jauregi y la irrupción por los costados, que tanto explota el Amorebieta, que poco a poco generó peligro hasta que llegó el premio gordo en una acción a balón parado prácticamente calcada al tanto de cuarto días antes al Zaragoza. Fue Félix Garreta el que, al igual que el domingo pasado, vio puerta tras el córner botado por Josué Dorrio, que convierte al central cedido por el Betis en el máximo anotador de los azules, un rol imprevisible y que no deja en buen lugar a los delanteros. Cosa que no ocurre en el Alcorcón, donde Koldo Obieta, con pasado azul, sí ejerció como ariete al firmar el 1-1 solo tres minutos después, tras ganar la espalda a los centrales locales. Una vez más la fragilidad en esos momentos claves golpeaba al equipo vizcaino.

El tanto del de Gernika afectó al Amorebieta, que compareció a vuelta de vestuarios con síntomas de bloqueo, lo que no daba buena espina. No emergió el equipo decido que requería la búsqueda del triunfo y el Alcorcón olió ese déficit para dar un paso adelante y merodear el área de un conjunto azul incapaz de llegar a las inmediaciones de su rival, una inoperancia difícil de explicar. Así las cosas, el colectivo de Mehdi Nafti, que en la jornada anterior ya había tumbado al Eibar, se lo creyó y rentabilizó un córner, ayudado por un despeje fatal de Javi Eraso, para batir de nuevo a Pablo Campos con un duro golpeo de Víctor García, que encontró petróleo en el barullo. Todo un bofetón para el Amorebieta, obligado a cambiar de manera radical si quería optar como mínimo a sumar un punto. Jandro movió piezas en una clara apuesta ofensiva y a la vez desesperada, con lo que el partido cogió cierto desgobierno que lastraba más a los zornotzarras que a un Alcorcón más creíble en sur versión. Fue hasta el final un querer y no poder de un Amorebieta que cierra la primera vuelta en plena depresión.