El Amorebieta asume que atraviesa por el momento más crítico de lo que va recorrido de LaLiga Hypermotion. Es cierto que solo se han consumido once jornadas, apenas un cuarto de la competición, pero las sensaciones que ofrece el conjunto azul van de más a menos, hasta el punto de que el domingo prácticamente tocó fondo en Butarque donde sufrió ante el Leganés la derrota más abultada en sus 53 partidos completados, entre la campaña 2021-22 y la actual, en su historia en la división de plata. Dicen que las comparaciones son odiosas, pero no por ello dejan de ser un espejo en el que mirarse. No en vano, la situación a estas alturas de la película es muy similar, casi un calco, de la que emergía dos temporadas atrás. Entonces, el equipo que dirigía Iñigo Vélez de Mendizabal ocupaba al cierre de la undécima fecha la penúltima posición con ocho puntos en su casillero, uno menos que en el presente, con el Amorebieta en el decimonovena plaza, también en puestos de descenso. En su primer ejercicio en Segunda División, los azules habían marcado más, 16 goles, y encajado menos, 18, que el conjunto que entrena Haritz Mujika, que tiene únicamente 12 tantos a favor y que ha recibido 19. Son números parejos a tener en cuenta, aunque en la entidad no se han encendido las alarmas.

La derrota, se mire como se mire, resultó muy dura para toda la familia zornotzarra y, en especial, para un vestuario que está muy tocado, pero confiado de su capacidad de enderezar el rumbo este mismo sábado, con el duelo en Lezama frente al Oviedo. “Cuando te meten seis, la mentalidad de cada jugador es un mundo. Yo he sido futbolista y estos partidos pasan. Es un día que no te salen las cosas y al rival sí, hay que mirar hacia delante. Son solo tres puntos. Es duro, pero esto es fútbol”, subrayó tras el partido Mujika, ya centrado en el compromiso ante un conjunto carbayón en tendencia alcista.