Vuelta a las andadas. El Amorebieta ratificó una ocasión más, y son ya cuatro, que no es el mismo equipo cuando comparece lejos de Lezama. Una semana después de sellar una victoria de calidad asomó una vulnerabilidad que le penalizó en su visita al Villarreal B, un rival de su pelea y al que le valió rentabilizar los errores del conjunto azul en las dos áreas para llevarse los tres puntos. Un revés que el equipo de Haritz Mujika no se esperaba, sobre todo por la forma en que se produjo, fruto más de los deméritos propios que de los méritos ajenos ante un filial amarillo que encadenaba cuatro jornadas consecutivas sin conocer la victoria y que baja de las nubes a la escuadra vizcaina, que se ha empeñado en entrar en una dinámica de continuos picos de sube y baja que llegan a desconcertar. Un gol a balón parado, otro en una contra y un último a causa de una falta de concentración defensiva firmaron la sentencia de un Amorebieta que careció de argumentos para llevarse punto alguno de La Cerámica.

El convincente triunfo siete días atrás sobre el Mirandés dejó tan contento a Haritz Mujika que repitió el mismo plan en La Cerámica. Los entrenadores no suelen mover su idea cuando le ha funcionado muy bien, todo lo contrario cuando no es así. Como muestra, un botón. Mujika introdujo cinco cambios en el once ante el Mirandés después de hincar la rodilla en El Sardinero, una mini revolución que se entendió como un mensaje a su plantilla. Vamos, como lo dejó caer tras el éxito ante el conjunto burgalés, que el que no se ponga las pilas… En este ocasión, como también hiciera en Santander, premió a los que ganaron en la jornada precedente. Por ello, el técnico azul dice presumir de fondo de armario. Ese plan le salió de maravilla ante el Mirandés en un partido como local en Lezama, pero le tocaba examinarlo como foráneo ante un Villarreal B que partía en puesto de descenso y, por ende, con esa pequeña angustia que genera la necesidad de ganar, por lo que el colectivo azul esperaba un duelo tenso, de alta exigencia en un campo de Primera División y ante un rival al que le gusta la posesión y recurrir a un fútbol alegre en su propuesta. Una cosa es la teoría y otra la práctica. Y la que manda es esta última, con una derrota que probablemente propicie que el de Pasaia vuelva a cambiar en el envite venidero ante el Cartagena, colista de Liga Hypermotion

Porque el Amorebieta no fue en el primer acto el equipo reconocible que batió al Mirandés. De ahí el error teórico. Y no lo fue porque careció de la llegada precisa para dañar la meta del filial amarillo. De ahí también la tiranía de la práctica. El colectivo azul manejó el juego un pelín por encima de su rival, pero no lo suficiente pese a la dirección de Erik Morán y las incursiones por banda derecha, que se ha convertido ya en el carril por el que circulan con asiduidad los zonortzarras. Ese dominio se quedó en una mera apariencia, ya que el Amorebieta no sacó tiro alguno en los tres palos de la portería de Iker Álvarez y su única ocasión clara la gozó Ryan Edwards, que se equivocó en su decisión. El australiano, héroe en la victoria de su equipo sobre el Mirandés gracias a su doblete, quiso controlar con todo a favor un asistencia de Carbonell en vez de golpear a la primera lo que supuso el lamento inicial de los azules, que pocos minutos después vieron cómo Ontiveros, un atípico jugador de 26 años en un filial con cierto bagaje en Primera División con tres escuadras diferentes, ejecutaba de forma magistral una falta evitable cometida por Carbonell. El tanto mareó al Amorebieta, que se salvó del segundo bofetón amarillo merced a un paradón de Campos, que sacó una mano inverosímil en un cabezazo a placer de Forés.

Si el primer acto resultó fatídico para el cuadro vizcaino, el segundo no hizo más que deteriorar al Amorebieta, que a los dos minutos pagó caro un despiste que aprovechó Forés para batir a Campos. El valenciano, máximo goleador de su equipo, no perdonó en esta ocasión. El partido se le puso muy feo al colectivo de Mujika, que albergó una pequeña esperanza cuando Manu Hernando, que se suma a a la nómina de goleadores, hiciera el 2-1 al culminar con la testa un buen pase de Dorrio. Emergió, entonces, la paradoja de que el Amorebieta, ya con el italiano De Graca en el verde en detrimento de un poco efectivo Jauregi, pudiera remontar un 2-0 en contra cuando había sufrido en sus carnes sendas volteretas con ese mismo resultado a favor ante el Albacete y el Espanyol. La realidad, sin embargo, fue otra. Lejos de optar a sumar, Lekovic sacó petróleo de otro desajuste para sentenciar al ser el más listo de la clase después de coger el rechace del lanzamiento de su compañero Adriano al palo izquierdo de la meta de Campos. La proclama de Mujika de la trascendencia de encajar poco se la llevó el viento. El encuentro ya se le había ido de las manos pese a agitar el banquillo con unos cambios que tampoco evitaron una derrota que daña a los azules.

FICHA TÉCNICA

Villarreal B: Iker Álvarez; Altamira, Lekovic, Espigares, Abraham; Requena (Min. 84, Gelardo), Del Moral, Adriano (Min. 84, Alonso), Ontiveros (Min. 91, Ferrari); Pascual (Min. 78, Moreno) y Forés (Min. 91, Geralnik).

Amorebieta: Campos: Mier Min. 52, Álvaro Núñez), Hernando, Etxeita, Garreta (Min. 78, Lasure); Dorrio, Morán, Carbonell (Min. 66, Eraso), Morcillo (Min. 66, Quintero); Edwards y Jauregi (Min. 46, Da Graca).

Goles: 1-0: Min. 32; Ontiveros. 2-0: Min. 47; Forés. 2-1: Min. 55; Hernando. 3-1: Min. 60; Lekovic.

Árbitro: Milla Alvéndiz (Comité Andaluz). Amonestó a Del Moral y Requena, por el Villarrel B; y a Da Graca, Dorrio, Hernando y Edwards, por el Amorebieta.

Incidencias: Partido correspondiente a la séptima de LaLiga Hypermotion disputado en el estadio de La Cerámica ante 1.233 espectadores .