El derbi del pasado domingo en Urbieta dejó lastimado al Gernika, que no pudo hacer buena su victoria en la jornada anterior en Zubieta ante la Real Sociedad C. No en vano, el colectivo de Aitor Larrazabal, que firmó un partido aseado, se vio sorprendido por el Sestao River en una de las últimas acciones del encuentro y que dejó al equipo foral cariacontecido, al sufrir un varapalo que le deja en zona de descenso recorridas las seis primeras jornadas y cuando el próximo domingo visita a un Tudelano recuperado gracias a su rotunda victoria en Gobela sobre el Arenas, el segundo clasificado.

Paradójicamente, este Gernika rinde con más credibilidad cuando compite lejos de su feudo, donde se siente trabado. Las cifras no engañan. Solo ha sumado como local un punto, gracias al empate que firmó en la segunda jornada con el Brea aragonés, de nueve posibles, una vez que el Racing Rioja y el mencionado Sestao han sido capaces de llevarse el gato al agua en sus comparecencias en un Urbieta que está lejos de convertirse en el fortín que desearía Larrazabal.