sTÉPHANIE Frappart (14-XII-1983, Valle del Oise) hará historia el próximo 14 de agosto al convertirse en la primera mujer en arbitrar una final europea de fútbol masculino. La francesa dirigirá la final de la Supercopa de Europa entre el Liverpool (campeón de la Champions) y el Chelsea (campeón de la Europa League) en el Vodafone Park de Estambul. Este hecho no tendría por qué ser noticia y es que Frappart quiere ser valorada por su buen hacer en el mundo del arbitraje. “Quiero arbitrar en Primera por mis competencias, no por ser mujer”, declaró al diario L’Équipe en el mes de abril.

A los 13 años, mientras jugaba a fútbol en el Pierralaye del norte de París, se inscribió en una escuela de árbitros para conocer mejor las reglas. Y descubrió su verdadera pasión dentro del fútbol. Con 19 dio prioridad a esta labor y desde entonces no ha parado de crecer.

Se convirtió en la primera mujer en dirigir un partido de la Ligue 1. Fue el 28 de abril entre el Amiens y el Estrasburgo (0-0). Su buen hacer le ha valido una oportunidad para promocionar a la nómina oficial de árbitros de la Ligue 1 para la temporada 2019-2020. Pero su ascenso no ha sido sencillo. Cuando comenzó a arbitrar en 2014 en la segunda división francesa masculina, Frappart acaparaba los focos por ser mujer. En el 2015 recibió un ataque sexista por parte del entrenador del Valenciennes David Le Frapper. “Cuando eres una mujer y vienes a arbitrar un deporte de hombres es complicado”, declaró Le Frapper. El técnico se disculpó poco después pero, una vez más, había aflorado el machismo en la sociedad. La francesa quiere ser pionera: “Uno de mis objetivos es suscitar vocaciones para que las chicas comiencen a arbitrar. Es algo que quiero hacer porque he comenzado a entreabrir las puertas”.

Pascal Garibian, director técnico del arbitraje francés, se rinde ante su voluntad de trabajo: “Siempre busca progresar y tiene una enorme capacidad de sacrificio”. A sus 35 años se mantiene en un tono físico excelente. En muchas pruebas físicas que deben pasar los árbitros, la de Valle del Oise supera a sus compañeros masculinos. Frappart está más que preparada para dar el salto. Ha arbitrado numerosos partidos importantes, entre otros, la final del pasado Mundial femenino entre Estados Unidos y Países Bajos (2-0).

El exjugador Pierre Bouby alabó a Frappart como colegiada y en declaraciones a L’Équipe la definió como la mejor árbitra de Ligue 2. “Tiene carisma y personalidad. Utiliza las palabras correctas, se puede conversar con ella. Su objetivo es el juego”, señaló. Por méritos propios se ha ganado el derecho a ascender. Frappart es la única árbitra francesa que vive del oficio, en parte al menos, ya que lo combina con labores en la Federación Deportiva y Gimnástica del Trabajo.