HA pasado una década desde que Caparrós echó mano de un cachorro de melena rubia para un duelo copero frente al Espanyol en Montjuïc. Días más tarde, ese delantero cumplió el sueño de debutar en liga, además en San Mamés y ante el Barça. Aunque mantiene cara de niño, Aitor Ramos (Bermeo, 1985) es ya un veterano que vive su séptimo curso en el Arenas, donde es el máximo artillero con cuatro de las diez dianas que suma el equipo getxotarra. Tras ver puerta en las dos últimas citas, mañana a las 19.00 horas tratará de estirar la racha en Gobela contra el Bilbao Athletic.

“A todos nos gusta marcar, pero no es mi objetivo. Lo que me gusta es jugar a fútbol y ayudar al equipo”, apunta un atacante que estrenó titularidad en la tercera jornada y no ha vuelto a caerse del once de Luaces. “Cuando viene un entrenador nuevo no sabes cuál va a ser su idea y la sensación es como si debutara otra vez. Jugar genera más ganas de venir a entrenar y devolverle la confianza al míster”, señala el goleador de un Arenas situado en la undécima plaza. “Amoldarse a nuevas ideas requiere un proceso y ahora estamos en una buena dinámica, pero con margen de mejora aún”, promete.

Mañana se miden a un Bilbao Athletic que solo ha amarrado uno de los últimos doce puntos. “Tenemos que fijarnos en nosotros, mantener las cosas buenas y mejorar lo que hacemos peor”, responde Ramos cuando se le cuestiona si es buen momento para enfrentarse a los rojiblancos. “Conocemos su potencial y le dará la vuelta a la situación, pero esperemos que sea a partir del siguiente partido”, añade el bermeotarra, quien confiesa que “solemos hablar del rival el día antes, pero sé que les gusta estar arropados y buscar transiciones rápidas tras robo, por lo que habrá que estar atentos”.

Junto a Txemi y Uranga, Ramos es quien más tiempo lleva en un Arenas que “cada año crece”. “Me encuentro muy a gusto y querido por compañeros, técnicos y aficionados, estoy como en casa”, apunta el entrenador de cadetes e infantiles del Bermeo. “Los dos años anteriores entrenaba en el Arenas, pero como esta temporada nuestros entrenamientos son por la mañana me venía peor, así que estoy echando una mano en el equipo del pueblo”, matiza quien debutó con el primer equipo del Athletic el 16 de enero de 2008, en sustitución de Tiko, cuando perdían 1-0. Iraola empató y el pase a cuartos de Copa se decidió en los penaltis a favor de los rojiblancos. “El siguiente en la lista para lanzar era yo, no me hubiera importado, siempre he sido muy echado para delante”, rememora.

Poco después, el día 27, ya en liga, Caparrós le hizo debutar en San Mamés. El Barcelona de Rijkaard vencía 0-1 y el cachorro entró tras el descanso de un duelo que acabó igualando Llorente. “Cuando me enteré de que iba convocado no lo creía, era algo impensable dos años antes, cuando estaba en el Santutxu, en División de Honor. Nunca había jugado con esas miras, lo hacía porque me lo pasaba bien”, recuerda este enamorado del balón que, en su etapa en Mallona, mantenía energía para jugar también con los amigos el torneo de DEIA.