todo jugador de fútbol cuando comienza a dar sus primeras patadas al balón sueña con jugar algún día con los mejores. Aun así, no todos pueden llegar a la élite y en ocasiones surgen segundas oportunidades en ligas extranjeras que teóricamente, aun siendo profesionales, suelen tener un nivel deportivo inferior. Aventuras en lugares desconocidos, que a veces vienen motivadas por problemas económicos en los clubes de origen o por el simple hecho de querer conocer otras experiencias en torno a un balón.

Lander Torrealdai y Cristian Bonilla son dos jóvenes futbolistas que han conocido el lado amargo del deporte. Jugadores del Gernika y el Santurtzi, respectivamente, recibieron una oferta para jugar en un equipo de la Primera División de la liga de la República Dominicana. Hace un mes, un directivo del Real Unión que cumple la faceta de director deportivo en el Atlántico C. F. -equipo por el que ficharon ambos jugadores- fue requerido por su presidente para que buscara un par de refuerzos en la zona de Bizkaia. “Nos comentó por encima lo que nos íbamos a encontrar allí. Vimos que era una liga profesional, la oportunidad de jugar en Primera División. Para nosotros, lo que él nos decía era bastante razonable y asumiéndolo, decidimos marchar”, tal y como explica Lander Torrealdai.

El contrato que les ofrecieron consistía en principio para jugar cuatro meses en un equipo de la Primera División dominicana y si llegaban a entrar entre los cuatro primeros, se prorrogaría otro mes. El campeonato se compone de diez equipos y tras finalizar la liga, los cuatro mejores juegan un play-off para dirimir al campeón. “El equipo al que acudimos era el quinto con mayor presupuesto y tampoco eran de los que aspiraban a ganar la liga. El año pasado estuvieron en los play-off, pero era un conjunto para estar peleando por la cuarta o quinta plaza y en estos momentos están séptimos. Su esperanza era que con nuestro refuerzo pudieran entrar en play-off”, según Torrealdai.

Ilusionados con la aventura y la posibilidad de jugar en una liga extranjera, dejando a sus equipos en posiciones desahogadas, marcharon a la República Dominicana. Antes de emigrar, Bonilla declaraba a una web deportiva que se sentía nervioso pero “con ganas de ver lo que me encuentro y aprender algo nuevo de otra liga”. Pero el sueño se convirtió en pesadilla nada más pisar suelo americano. “Cuando llegamos allí no encontramos unos mínimos requeridos. El campo de entrenamiento era uno de béisbol reconvertido para poder jugar al fútbol; no había duchas, ni vestuarios y el peligro para lesionarse era muy alto. Mi compañero incluso, se hizo daño en la rodilla. Íbamos a estar tres meses, pero el mayor peligro era que te podías lesionar por un tiempo más largo” relata el gernikarra. Si esto fuera poco, se vieron inmersos en una disputa interna entre el entrenador y el presidente del club. “Nos dijo el entrenador que no éramos sus refuerzos deseados y nosotros fuimos allí pensando que fue él quien nos quería. Viendo todo eso nos fuimos desmotivando”. Considerando la situación que tenían ante sí, al cuarto día decidieron volver a casa y dar por terminada la odisea.

El lado positivo de su experiencia fue el trato que recibieron por parte de sus compañeros y la gente del lugar. “Tanto jugadores, directivos, como la gente de la República Dominicana, vimos que es gente muy positiva. Nos trataron muy bien en todo momento, pendientes de nosotros por si necesitábamos algo; ellos intentaban mejorar en todo lo que podían”. Otro detalle que les sorprendió fue la calidad que atesoran los jugadores dominicanos, sobre todo técnicamente. “Los que jugaban delante tenían un nivel muy alto; fue una de las cosas que más nos chocó”, admitía el capitán del Gernika.

“Hemos pagado la novatada” Analizando lo ocurrido en frío y desde casa, Lander Torrealdai cree que su fichaje fue motivado más por el marketing que por motivos deportivos; “con nosotros querían crear expectación, éramos los dos españoles que llegaban a la liga y eso tuvo su eco también en los medios de comunicación. Querían que nuestra presencia atrajera a más patrocinadores. Puede que fuéramos fichajes estratégicos para que pudieran seguir desarrollándose como club”, explica Torrealdai. Visto lo visto y cuestionado si se les han quitado las ganas de emprender nuevas aventuras balompédicas en el extranjero, el futbolista de Gernika responde con una sonrisa: “Fuimos los primeros jugadores que íbamos a una liga así y hemos pagado la novatada. Si viene otra oferta del extranjero intentaremos contactar con alguien que haya estado allí primero y según lo que nos diga decidiremos”.