Bilbao - ¿Quién se iba a imaginar que siete clubes vizcainos y dos guipuzcoanos militarían juntos en la categoría de bronce? Ni los más optimistas. Y eso que los cachorros escaparon a este numeroso grupo de vascos y ya son de plata. Pues es así. Esta temporada la armada vizcaina, llena de ilusión y esperanza, predomina en el discutido Grupo II de Segunda B. La controversia y desazón entre algunos equipos continúa por la distribución geográfica de clubes en los cuatro grupos organizada por la FEF. Los largos viajes, con los gastos añadidos y el evitar equipos cercarnos con una supuesta mayor afluencia de público serán de partida inconvenientes a superar por el grupo vasco. Así que la empresa volverá a resultar difícil y costosa.

En esta distribución, Euskadi queda aislada en el mapa, pero con sus nueve representantes, luego están los cinco castellano-manchegos, cuatro madrileños, uno maño y el Mensajero de Canarias. Por lo tanto, un grupo muy novedoso que guarda sus incógnitas con siete recién ascendidos y, sobre el papel, el Castilla de Zidane, Guadalajara y Toledo como cocos de salida. Por otro lado, la llegada masiva de jugadores foráneos ha sido también espectacular y relevante. El mercado ha mutado y Bizkaia se ha convertido en un lugar muy apetecible para los jugadores del resto de Estado. En lo que se refiere a nuestros banquillos, solo repiten los tres que ascienden; los otros cuatro clubes optan por la renovación.

Atrás queda ya un segundo año en el que al Barakaldo le faltó algo de competición para meterse entre los grandes. Y, de nuevo, amanece una nueva temporada con cambios importantes. Junta directiva nueva, con su presidente Orlando Saiz, que empieza en una temporada desde cero. Iñaki Zurimendi, que vuelve al tajo, ahora como director deportivo, y la llegada de David Movilla, tras nueve temporadas en Sarriena, con la obligada tarea de renovar el club fabril. En lo que a jugadores se refiere, solo repiten curso seis componentes. Además de muchas incorporaciones foráneas y un par de cedidos de última hora como Iker Hernández (Real B) y Aitor Ortega (Eibar). Ganas, ambición y proyecto con miras al futuro. En el horizonte está la Liga Adelante.

Quinto año que Urritxe vive de lleno el fútbol de bronce. La pasada campaña, el Amorebieta acabó afincado en el ecuador de la tabla pero a medida que pasan los años los azules buscan también reivindicarse entre los de arriba. Maru Etxebarria es la presidenta de la entidad. Y en el plano deportivo, Atela dejó el cargo para Gallastegi. Esta temporada, otra vez nuevas caras aparecen al frente del equipo técnico. Se ha apostado por Fernando Arana, como director deportivo, y un hombre que conoce la casa como es Carlos Docando. Un entrenador que se merece su oportunidad en Segunda B y llega manteniendo el esqueleto del año pasado, con nueve jugadores que repiten curso y una plantilla que casi en su totalidad conoce de sobra la categoría.

Ya no parten como favoritos tras la etapa de transición del año pasado después del histórico campeonato de hace dos cursos. El River se reinventó con un discreto decimotercer puesto. Esta temporada que llega todo parece más normal y no hay tantas expectativas, ni exigencias. Ángel Viadero marchó al Burgos y se apuesta por otro conocido de la casa como es Félix Sarriugarte. Se ha hecho con excelentes incorporaciones, muy estudiadas, pero sobre todo con experiencia en la categoría. También estrena presidencia Ángel Castro. Jito sigue siendo la estrella goleadora. Hablan de empezar por la salvación y de ilusionar al público de Las Llanas.

Tras la primera experiencia en Segunda B, al Leioa le toca ya asentarse en este exigente escalón. Este año será diferente y algo raro. Después de nueve temporadas, Movilla ha marchado a Lasesarre y será extraño ver el banquillo azulgrana con nuevas caras. El elegido es el guipuzcoano Igor Gordobil y como segundo Kike Alonso, que probarán suerte con un proyecto nuevo y con pocas fichajes de renombre. Han ido picando con incorporaciones muy estudiadas de un mercado saturado en el que manda la oferta.

Un excelente campeonato en Tercera y un exitoso, aunque interminable camino en el play-off, que devuelve a los jarrilleros, diez años después, a su segunda temporada en Segunda B en la historia de un club centenario. Muchas incorporaciones, aunque con limitaciones en el presupuesto marcan un año tan enigmático como ilusionante. La mano de Ezequiel Loza al frente del conjunto jarrillero funcionó en Tercera, y lo que va bien, no se toca. Ahora hay que acoplar las piezas, con un bloque importante que se mantiene del año pasado. De base se piensa en la permanencia y luego ir mejorando a ver qué pasa, como es lógico.

Los de Jabi Luaces también retornan en esta temporada tan atípica plagada de hermanos en la categoría. Son de los que no se han vuelto locos con el mercado. Sus fichajes son todos autóctonos, por lo que mantienen esa confianza plena y ciega en lo de casa. También saben que van a sufrir pero les puede la ilusión y el trabajo y después verán dónde les va a colocar la competición. El cambio de césped de Urbieta era obligado y también disfrutarán de ello. Mantienen el bloque de trece héroes que lograron el ascenso y la mitad de las incorporaciones ya han trabajado en la entidad foral.

El año pasado se convirtieron en la tercera excelente noticia de una histórica liga en el grupo vasco de Tercera. El Arenas, con Jon Pérez Bolo en el banquillo, parte con la salvación como meta en el retorno a una categoría 35 años después, en la que solo han militado en una temporada de su centenaria historia. Más de la mitad continúa en el plantel y las incorporaciones vienen a aportar la experiencia y nivel. Por otro lado, también suman un toque de juventud. La liga arranca con tres derbis mañana: Arenas-Gernika, Sestao River-Portugalete y Amorebieta-Leioa. El Barakaldo viaja el domingo a Toledo.