Dos goles y una asistencia de Messi fulminan al Bayern
Dos goles y una asistencia del argentino colocan al Barcelona con pie y medio en la final
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BARCELONA: Ter Stegen; Alves, Piqué, Mascherano (Min. 88, Bartra), Alba; Busquets, Iniesta (Min. 87, Rafinha), Rakitic (Min. 82, Xavi); Messi, Suárez y Neymar.
BAYERN: Neuer; Benatia, Boateng, Rafinha; Thiago, Lahm, Xabi Alonso, Bernat, Schwensteiger; Lewandowski y Müller (Min. 79, Götze).
Goles: 1-0: Min. 77; Messi. 2-0: Min. 79; Messi. 3-0: Min. 94; Neymar.
Árbitro: Nicola Rizzoli (Italia). Mostró cartulina amarilla a Xabi Alonso, Alves, Benatia, Bernat, Piqué y Neymar.
Incidencias: Camp Nou, ante 95.369 espectadores.
Bilbao - Cuentan los que allí estuvieron que el martes, en la sala de prensa del Camp Nou, Pep Guardiola tardó en ocupar su asiento delante de los micrófonos. Nada más entrar, invirtió medio minuto en otear el horizonte, en buscar y distinguir caras conocidas entre la jauría de periodistas que iban a encargarse de trasladar su discurso en su regreso a casa. Intuyó así el técnico del Bayern por dónde iban a ir las preguntas. Que si el recibimiento por parte de la afición, que si este Barça es mejor que el suyo, que si Luis Enrique... Y por Messi. Seguro que le iban a preguntar por Messi. ¡Como si no conociera él a la prensa catalana! Por eso su respuesta estaba preparada y fue directa: “Estando como intuyo que está, no hay defensa que pueda pararle. Es imposible. No hay sistema, no hay entrenador que sirva. Es demasiado bueno”.
No se equivocaba el estratega de Santpedor porque Messi aniquiló ayer a su Bayern, lo envió a la lona mediante tres directos zarpazos justo cuando parecía, allá por el minuto 75, que los alemanes controlaban la situación y que el duelo apuntaba a un 0-0 sin remedio después de que Neuer neutralizara de manera brillante hasta tres claras ocasiones de gol de los locales. No fluía el Barcelona pero ni falta que le hizo. Cuando el argentino tiene el día solo le hace falta que alguien le ponga el balón en los pies y él se encarga del resto. Minuto 77; Alves roba un balón en banda derecha, sirve al argentino y este, desde el borde del área, marca de certero zurdazo. Minuto 79; balón que recupera el Barça, Messi encara en velocidad, humilla y tumba a Boateng con un quiebro (la cadera del alemán contaba ya con cuenta de Twitter nada más acabar el partido) y la pica con suavidad por encima de Neuer. Minuto 94; tras recuperar un balón Suárez, la Pulga envía un milimétrico servicio que coloca a Neymar solo delante del meta alemán, al que bate con maestría. Pim, pam y pum. Guardiola asistió desde la banda al derrumbe de su armada bávara a manos de su aniquilador favorito, del que fuera hace un lustro su compinche predilecto a la hora de convertir al Barcelona en la máquina más perfecta que el fútbol haya conocido en los tiempos modernos.
El Barcelona puso así pie y medio en la final de Berlín aunque todavía tendrá que superar un último examen en Múnich. Lo tiene todo de cara porque el equipo azulgrana no es el Oporto y porque mucho tendría que mejorar su rival, que ayer en el Camp Nou apenas remató una vez entre los tres palos de Ter Stegen... y fue de rebote (Thiago, minuto 71). En un partido que amaneció con un ritmo trepidante, con ambos equipos intercambiando golpes sin disimulo ni reservas, las primeras ocasiones cayeron del lado local de la mano de Suárez (Neuer sacó su uno contra uno) y Neymar, pero los alemanes pudieron cobrar ventaja si Lewandowski hubiese conectado en el minuto 18 un buen servicio de Müller a un palmo de la portería. Los de Guardiola, tocados por las bajas, volvieron a tener en su portero a su salvador cuando al borde del descanso sacó otro balón claro a Alves, pero tras el descanso pasaron a dominar la situación. Nada más arrancar la segunda parte, el propio Alves tuvo que derribar a Lewandowski al borde del área antes de que encarara a Ter Stegen. Los anfitriones necesitaron un cuarto de hora para sacudirse de encima al cuadro alemán y recuperar la compostura. Y cuando lo hicieron salió a relucir el instinto depredador de Messi, que no respeta a nadie. Ni siquiera a Guardiola.
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