Juventus2
Real Madrid1
JUVENTUS: Buffon; Lichtsteiner, Bonucci, Chiellini, Évra; Sturaro (Min. 64, Barzagli), Pirlo, Vidal, Marchisio; Tévez (Min. 85, Pereyra) y Morata (Min. 78, Llorente).
REAL MADRID: Casillas; Carvajal, Pepe, Varane, Marcelo; Kroos, Sergio Ramos, Isco (Min. 63, Chicharito), James; Bale (Min. 85, Jesé) y Cristiano Ronaldo.
Goles: 1-0: Min. 9; Morata. 1-1: Min. 27; Cristiano. 2-1: Min. 58; Tévez, de penalti.
Árbitro: Martin Atkinson (Inglaterra). Amonestó a Bonucci, Tévez, Vidal y Chiellini, por la Juventus; y a Marcelo, Carvajal y James, por el Real Madrid.
Incidencias: Juventus Stadium, ante 41.011 espectadores que dejaron una recaudación de 3.305.232 euros.
Bilbao - Más espeso que vigoroso, vulgar incluso y tirando de inercia, el Real Madrid rondaba las inmediaciones del área de la Juventus en el amanecer del segundo tiempo cuando recibió el flechazo del Apache. En una jugada que arrancó con un córner favorable a los blancos, Marcelo estrello su chut contra la zaga local, Carlos Tévez, pillo y enchufado, embolsó el rechace y se lanzó al sprint hacia la meta de Casillas como si el mañana no existiera. Activó el turbo el fogoso punta argentino y en las filas enemigas, cogidas en un renuncio imperdonable, solo Carvajal pudo correr a su altura. Mal rival tenía el lateral. No flaqueó en la carrera larga Tévez, llegó justo de fuerzas al área blanca y tiró de zorrería. Iba perdiendo ángulo de disparo y gas, por lo que se interpuso sabiamente entre el balón y el rival y este picó el anzuelo. Metió el pie y no llegó a la bola. Penalti. Bisoño, sí, pero penalti. Lo transformó el propio Tévez, colocó el 2-1 y a los de Ancelotti, empequeñecidos, se les derrumbaron los esquemas.
La Juventus llegará al Bernabéu para disputar la vuelta de las semifinales de la Champions defendiendo una mínima renta que pudo ser mayor si Fernando Llorente, que salió al césped en el tramo final, no hubiera desperdiciado un teledirigido servicio de Pirlo en el tiempo añadido. Los de Allegri fueron, en líneas generales, superiores a su rival. Arrancaron el choque imponiendo su intensidad y lo cerraron haciendo valer su capacidad defensiva y su colocación, facetas vitales en su libro de estilo. Y entre medias, los visitantes solo fluyeron sobre el terreno de juego lo suficiente como para imponer su propuesta durante los veinte minutos finales del primer acto, el segmento de choque en el que James Rodríguez hizo valer su calidad y su capacidad para la asociación. Esos minutos le sirvieron al Real Madrid para que Cristiano Ronaldo neutralizara el tempranero gol de Álvaro Morata y para que el propio colombiano estampara un cabezazo franco en el larguero. En el resto de la contienda apenas hubo luz en el juego blanco. Sergio Ramos, carente de precisión y sentido de la orientación, fue una calamidad en el centro del campo y el bloque visitante ni siquiera hizo gala de ese fútbol a toque de corneta que acostumbra a lucir cuando le toca remontar a la desesperada, por lo que la escuadra bianconera apenas pasó apuros en el tramo final para defender un resultado que incluso pudo mejorar.
Tres llegadas de la Juventus al área de Casillas en los siete primeros minutos del duelo, con Pirlo dibujando fútbol sin oposición y todo el bloque bordando el noble arte de la colocación y la presión al unísono, telonearon el gol de Morata. Casillas metió una mano blanda ante el disparo de Vidal y el exmadridista, que no celebró el tanto, empujó el rechace a la red sin oposición. Los de Allegri ya tenían lo que querían, montaron dos líneas de cuatro muy juntas y se agazaparon a la espera de las embestidas blancas, pero tanta intensidad perdió su fútbol que el Madrid empató en su primera jugada trenzada, culminada a placer por Cristiano a servicio de James. El colombiano envió al larguero un cuarto de hora después el balón que pudo cambiar el partido. En el segundo tiempo los blancos regresaron al campo anestesiados y el Apache Tévez encontró el ecosistema perfecto para salir de caza. Ancelotti buscó revolucionar el duelo con Chicharito, Allegri respondió con un tercer central, Barzagli, y nada se movió.