RUSIA: Malafeev; Anyukov, Ignashevich, A. Berezutsky, Zhirkov; Shirókov, Denísov, Ziryánov; Dzagóev (Min. 85, Kokorin), Arshavin y Kerzhakov (Min. 73, Pavlyuchenko).
REPÚBLICA CHECA: Cech; Gebre Selassie, Sivok, Hubnik, Kadles; Plasil, Rosicky, Jiracek (Min. 76: Petrzela), Jezek (Min. 46: Hübschman), Pilar; Baros (Min. 86: Lafata).
Goles: 1-0: m. 15; Dzagoev remacha a gol un balón rechazado por el palo tras cabezazo de Kerzhakov. 2-0: m. 24; Shirokov con un toque sutil bate a Cech. 2-1: m. 52; Pilar se cuela entre los centaesl rusos a pase de Plasil y anota. 3-1: m. 79; Dzagoev de gran disparo tras pase interior de Pavlyuchenko . 4-1: m. 82: Pavlyuchenko en gran acción personal.
Árbitro: Howard Webb (Inglaterra). No mostró ninguna amonestación.
Incidencias: Primera jornada del Grupo A. Estadio Municipal de Wroclav. Lleno a rebosar, unos 44.000 espectadores.
bilbao. Como hace cuatro años, cuando sorprendió con su dinámico juego en la Eurocopa de Suiza y Austria guiado por un rutilante y joven Andrey Arshavin, Rusia inicio el torneo de forma implacable, destrozando con cuatro zarpazos a la previsible República Checa, a quien ni tan siquiera su reputadísimo portero, Ptr Cech, pudo salvar de la debacle más absoluta.
Entonces Rusia alcanzó las semifinales, y ahí se acabó la historia de su fascinante propuesta, arrasada por un vendaval que entonces tomó formas y velocidad de huracán: la selección española.
Aquellos vientos se llevaron también al chico de tan buenos modales en el manejo de la pelota, aunque su prestancia en el torneo le llevó a Arshavin hasta uno de los aristocráticos clubes de Inglaterra, el Arsenal, donde se fue apagando su estrella. Cedido al Zenit de San Petersburgo, entre los suyos, Arshavin se ha reencontrado con sus esencias. Además, los jugadores del equipo hegemónico en la Liga rusa dan cuerpo a su selección, y eso se nota sobre el terreno de juego.
Se notó al menos frente a la República Checa, tan distante de aquella selección que alcanzó la final de la Eurocopa en 1996, en Inglaterra; y no te cuento nada de aquella otra, cuando bajo el cuerpo de Checoslovaquia triunfó en la edición de 1978 derrotando en la final, en la tanda de penaltis (el famoso penalti que inmortalizó a Panenka) a la entonces República Federal de Alemania.
La actual Chequia apenas pasó de sparring del gigante ruso, dueño y señor desde la primera jornada del Grupo A después de que polacos y griegos no pasaran del empate en el encuentro inaugural del torneo, ofreciendo una propuesta futbolística de muy bajo calibre.
El técnico holandés, Dick Advocaat, apostó por un 4-3-3, con una terna de delanteros formada por Dzagoev, Arshavin y Kerzhakov que descosió una y otra vez el entramado defensivo de los checos.
Al cuarto de hora cayó el primer gol tras una briosa jugada donde Kerzhakov estampó el balón contra el palo, y a cuyo rechace estuvo atento Dzagoev para remachar la acción ante un sorprendido Cech.
Dzagoev, la figura del CSKA de Moscú, fue otro de los destacados del encuentro, firmando dos goles. Como también lo fue Roman Pavlyuenko, del Lokomotiv de Moscú, sobre todo porque salió mediada la segunda parte para sustituir a Kerzhakov, que justo había desperdiciado dos claras ocasiones para marcar cuando el tanteador enseñaba un insuficiente 2-1, pero cuando los checos ofrecía todos los síntomas de desfallecimiento.
En los apenas veinte minutos que estuvo sobre el césped del estadio de Wroclaw, Pavlyuenko tuvo clase y tiempo para llevar la lógica de una goleada al marcados, habilitando primero a Dzagoev para que anotara su segundo gol de un seco disparo, y firmando el cuarto, en una brillante jugada personal en la cual supo acomodarse el balón burlando a tres defensores checos y luego al gran Cech, que apenas intuyó el duro lanzamiento.
En el lado checo lució el 9 Milan Baros, aquel rápido jugador que descolló en otra Eurocopa, la de Portugal'2004; hace ocho años. Entonces Baros era un hiperactivo futbolista, enrolado en el ilustre Liverpool. Ahora juega en el Galatasaray turco, y ayer apenas dio señales de vida.
Los checos ofrecieron cierta resistencia en el primer tramo del encuentro, con una presión que intentó de borrar la la línea de creación de los rusos. Sin embargo hasta por esa fase del encuentro se coló Arshavin, con un magnífico pase de tacón a Zhirkov que penetró en el área con tiempo y maña para ceder la pelota a Kerzhakov y fabricar el primer tanto del encuentro.
Lo hizo Dzagoev al cuarto de hora y a punto estuvo de repetir tres minutos después, cuando un veloz de un contraataque le llevó a encarar al guardameta checo y llenarse de sombras de lo bien y largo que salió Cech a cubrir la jugada.
El segundo tanto fue una obra de arte futbolística, pues Shirokov burló la salida de Cech con un sutil toque al balón, enviado con tino por Arshavin.
momentos de esperanza En la segunda parte los checos salieron a reducir distancias y lo consiguieron a los cinco minutos gracias a Pilar que recibió un pase al hueco, superó al defensa y al portero rusos, y marcó a puerta vacía.
Era el minuto 52 y el gol del centrocampista del Viktoria Plzen devolvió la vida y la esperanza al equipo que dirige Michael Bilek.
El partido se abrió entonces a la incertidumbre. Rosicky, el veterano centrocampista del Arsenal, cobró presencia, e incluso pudo anotar el gol del empate hacia el minuto 74, aunque su raso y duro disparo fue atajado en dos tiempos, y con muchos apuros, por Igor Akinfeev.
La entrada del exdelantero del Tottenham Pavlyuenko fue definitiva para aclarar el partido.
Con el viento a favor, Rusia se enfrentará en la próxima jornada a los anfitriones polacos, mientras los checos tendrán que jugarse el todo por el todo ante los griegos, los campeones de Europa en 2004.