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Nicklas Bendtner, confianza sin fundamento

El punta danés Nicklas Bendtner, cuya fe en sus opciones rompió moldes en el test de un sicólogo deportivo francés, sigue sin conseguir el estrellato

Nicklas Bendtner, confianza sin fundamentoFoto: efe

Cuando Jacques Crevoisier observó los resultados de aquel test, no podía dar crédito a lo que veían sus ojos. Un 10. Aquello era inaudito. Corría el mes de febrero del año pasado y, como tantas veces, este sicólogo deportivo francés había respondido a la llamada de su amigo Arsene Wenger que, un año más, había requerido sus servicios para que sus jugadores se sometieran a su conocido examen. 117 preguntas en formato test cuyo objetivo es establecer si la capacidad cerebral y emocional de los deportistas está a la altura de sus cualidades físicas y técnicas. Se trata de sentencias tipo "nunca me escondo en los partidos", "me considero muy trabajador" o "dañaría a mi rival con tal de ganar", sobre las que los jugadores tienen que establecer si están de acuerdo o no y en qué grado. Crevoisier lleva varias décadas aplicando esta metodología de trabajo en diversos equipos y en el centro de formación de jugadores de Clairefontaine (Nicolas Anelka, Thierry Henry, David Trezeguet). Los resultados se recogen en diversos apartados, uno de los cuales hace referencia a la confianza del jugador en sí mismo y en sus posibilidades. Las calificaciones iban del uno al nueve, hasta que Nicklas Bendtner obtuvo un 10.

Mientras Crevoisier, incrédulo, repasaba los resultados, Pat Rice, ayudante de Wenger, no podía ocultar una carcajada. "Si ya te lo había dicho yo", parecía decirle. Rice conocía de sobra al espigado delantero danés, aterrizado en Londres con solo 16 años procedente del Copenhague, y sabía de su absoluta confianza en sus posibilidades. Pero lo de Crevoisier era otro cantar. "El apartado de confianza propia del test viene a establecer cómo de bueno cree un jugador que es y en una escala del uno al nueve Bendtner obtuvo un 10, algo que yo no había visto jamás. Cada vez que Nicklas falla una ocasión de gol está absolutamente convencido de que la culpa no es suya, lo tiene interiorizado. Eso puede parecer un problema, y de hecho puede serlo, pero también se puede mirar desde otro ángulo, la facilidad que tiene a la hora de dejar atrás los errores y volver al partido", aseguró en el medio sueco Offside.

Lo cierto es que la confianza en sus posibilidades no ha tenido reflejo, hasta el momento, en los terrenos de juego. Hace años anunció que lo tenía todo para convertirse en uno de los mejores delanteros del mundo -"hablar es sencillo, pero yo solo digo lo que estoy seguro que va a ocurrir", aseguró-, pero a los 26 años se encuentra en una situación más que comprometida. Tras ser incapaz de ganarse la titularidad en el Arsenal, el pasado verano fue cedido al Sunderland, donde su rendimiento tampoco ha sido descollante (ocho goles en 29 partidos). Los Gunners parecen no tener sitio para él y se acabaron los años en los que su nombre era constantemente asociado a los clubes más grandes de Europa. Ahora se dice que su destino podría ser la Bundesliga o incluso el Anzhi ruso. Una buena Eurocopa le ayudaría a resurgir de sus cenizas.

La confianza en sus posibilidades ha sido una constante en la vida de Nicklas. Dicen los que le conocen que lo suyo no es tanto arrogancia como fe absoluta en sí mismo, autoconvencimiento de que su éxito depende exclusivamente de él. Acostumbrado desde su infancia a su superioridad física y técnica -también brillaba en baloncesto y balonmano-, hirió muchas veces a sus propios compañeros al abroncarles por no poder estar a su altura. Su filosofía queda plasmada en una entrevista concedida a un medio danés antes del Mundial de 2010: "Esto es como cuando de niño aprendes a patinar. Al principio te caes todo el tiempo, te haces daño y lloras. Algunos lo dejan de inmediato, otros lo intentan un poco más antes de abandonar y unos pocos perseveran hasta conseguirlo. Yo soy uno de esos, así he sido toda mi vida. Nunca abandono hasta que consigo mi objetivo. Si decido que algo va a pasar, pasa", aseguró un jugador que, con solo 18 años, ya se quejó públicamente al ser sustituido en su primer partido como internacional Sub'21.

"Nunca he dudado de mí como futbolista porque no dudo en aquellas cosas en las que sé que soy bueno. Puedo dudar sobre cómo puede rendir mi equipo pero no sobre mi propio rendimiento", afirmó en otra ocasión. Su comportamiento fuera de los terrenos de juego tampoco le ha ayudado demasiado en su intento de alcanzar el estrellato. En 2009, tras ser eliminado de la Champions, fue fotografiado mientras un guardia de seguridad le sacaba de un bar con los pantalones bajados y con una borrachera considerable, y meses después sufrió un accidente de coche que le impidió rendir esa temporada y llegar en condiciones al Mundial de 2010. Este año tampoco se ha librado de las polémicas. Acusado de pelearse en un hotel, detenido por circular a gran velocidad, arrestado y luego puesto en libertad tras huir después de provocar un accidente de circulación... Bendtner va camino de, por primera vez en su vida, no poder cumplir con aquello que prometió. Puede que siga pensando que puede ser uno de los mejores delanteros del mundo, pero le ha llegado la hora de demostrarlo. Por el momento su fe en sí mismo carece de fundamento.