EL dios del fútbol por findescansa tras haber disputadocon el Barcelonalos 25 partidos de Liga,uno como suplente, seis de Copa ylos seis de Champions; otros dos dela Supercopa de España, la Supercopade Europa y dos encuentros enel Mundial de Clubes disputado enJapón. En ninguno fue sustituido yha anotado en todas las competiciones,con un rédito de 43 goles.
Amás de un gol por partido. Y descansamuy a su pesar, por imperativolegal, después de que el árbitroguipuzcoano Pérez Lasa le enseñarael pasado domingo, durante elpartido que su equipo disputó en elVicente Calderón ante el Atlético deMadrid, una tarjeta amarilla poracomodarse el balón con la mano.Dicha tarjeta supone la quinta dela temporada, con lo cual ha sido sancionadocon un partido de suspensiónpor el Comité de Competiciónque debe cumplimentar hoy frenteal Sporting de Javier Clemente.
Consciente de lo que suponíadicha tarjeta, Messi apuró su virtuosismoy adelantó los deberes delpartido de sanción, pues la pasadajornada anotó tres goles, a cual másfantástico, desgranando todo supoderío y virtuosismo para sentenciaral hasta entonces imbatibleAtlético de Diego Simeone.Mucho se ha comentado sobre lasobrecarga de partidos; la necesidadde hacer rotaciones y dosificaresfuerzos ante una temporada largae intensísima, ya que en el caso delcrack argentino hay que añadir lospartidos con la selección de su paíse incluso los amistosos.
Lo juega todoy, si no, hace pucheros y se enfada.Al contrario, corriendo con la pelota,y más en el Barça, es el hombremás feliz del mundo. Por eso PepGuardiola le ha dado por imposible.Dicho de otra manera. Si no juegasiempre que puede, revienta, y noes cuestión de llevarle la contrariaal jugador más extraordinario yletal de los últimos tiempos.En lo que va de temporada, Messilleva acumulados 3.198 minutos, esosin contar los de la Supercopa deEspaña, Supercopa de Europa, losdos encuentros del Mundialito deClubes o los partidos conArgentina.2.182 de esos minutos los acumulaen Liga, donde ha marcado 28 golesen 24 encuentros; 446 en la Copa, dondesolo se perdió la primera eliminatoria,la de dieciseisavos de finalante L’Hospitalet.
Tampoco estabaprevisto que hubiera disputado elpartido de ida de octavos de final anteOsasuna por un proceso febril, peroLa Pulga se empeñó en hacerlo, yanotó dos goles, curiosamente losúnicos que ha conseguido en estacompetición. En la Liga de CampeonesMessi acumula 570 minutos dejuego y siete dianas.
LAS RAZONES DE GUARDIOLA
Duranteestas más de 60 horas de curroefectivo sobre los terrenos de juegoy en competición oficial,Messi sombretodo ha dejado estampas imborrablesde su talento, y jamás hapasado desapercibido, sino todo locontrario. Es un regalo para losbuenos aficionados al fútbol, aunquetambién un tormento para loshinchas del equipo rival, y desdeluego para los defensas contrarios.El pasado 4 de febrero, en vísperasdel partido de Liga ante la RealSociedad, y ante un mes cargadísimode partidos para el equipo azulgrana(Liga, Copa, Liga de Campeones),le preguntaron a Pep Guardiolasi no estaba preocupado sobrela carga de trabajo que acumulabaMessi. El técnico azulgrana respondió:“Messi ha vivido muchasexperiencias. Leo siempre juegabien. Siempre está haciendo goleso los da. Que siga jugando como hahecho siempre. Leo es un jugadorpor encima de la norma. Juega cadatres días, viajes muy largos, el pesode un país en la espalda. A veces, enlugar de tres goles, hace dos. Leosiempre quiere jugar y no quieroque esté triste y por eso le hagojugar. Además, soy egoísta y megusta más que Messi esté a que no”.
JUGAR, NO VER
El periodista y escritorargentino LeonardoFaccio, autordel libro Messi. El chico que siemprellegaba tarde, habla de una personaa la que “le cuesta moverse en las cuestiones más cotidianas”, al queno le gusta leer ni ver la televisión,pese a los intentos de engancharse aseriescomoLost o PrisionBreak, porque“todo lo que no sea el juego, cualquierafición que no le permita dominarel desenlace, acaba por aburrirle”,manifiesta el autor.Asus 24 años, afirma Faccio, Messise pasa el día durmiendo y “vivegran parte de su vida a través deuna Blackberry”, el teléfono queutiliza para comunicarse con su círculomás íntimo de amigos.El libro describe al jugador comouna persona tremendamente tímida,que huye del ruido mediático yque odia verse a sí mismo. “Dehecho, no le gusta ver el juego. Solole gusta jugarlo”, sentencia Faccio.En consecuencia, Messi no estádispuesto a dejar pasar ni un minutosin corretear por la cancha, asíreviente, y no parece tener síntomasdespués de su última exhibiciónen el Vicente Calderón, dondehizo saltar por los aires todo el sistemadefensivo colchonero y anotótres goles, o el pasado miércoles conla selección argentina en un amistosojugado contra Suiza en Berna,donde volvió a firmar otro hat-trick.La casualidad ha querido que estajornada también se la pierda Pepepor acumulación de amonestaciones,con una sutil diferencia: Messi nipisó a nadie ni dio una sola patada.