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El futuro Vicente Calderón ya toma forma

La piqueta inicia el derribo del estadio de La Peineta, sobre cuyo solar se levantará el nuevo estadio del Atlético y que además acogerá los JJ.OO. de 2020 si el COI elige a Madrid como sede olímpica

El futuro Vicente Calderón ya toma forma

Bilbao

si todo sale según lo previsto, y eso es mucho suponer, el Atlético de Madrid podrá jugar en su futuro estadio para la temporada 2014-15, o en la siguiente a más tardar. En diciembre de 2008 Alberto Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid, proclamó en tono solemne, pues así se anuncian este tipo de acontecimientos: "El Atlético jugará en la Peineta a partir de 2010". Erró.

"Si las obras del nuevo estadio no están empezadas en marzo, llamadme mentiroso", dijo por su parte Miguel Ángel Gil Marín, consejero delegado del Atlético de Madrid y máximo accionista del club colchonero. Lo malo es que lo dijo el pasado mes de febrero y, evidentemente, también se equivocó.

A diferencia de entonces, ahora hay tres hechos consolidados que aventuran que esta vez sí será posible. Primero: el pasado lunes las máquinas comenzaron a derribar parte del graderío del estadio de la Peineta, una instalación situada en el barrio de San Blas e inaugurada en 1994 a bombo y platillo como gran estadio de atletismo y embrión de un futuro recinto olímpico, si alguna vez Madrid es designada sede para acoger tan magno evento, y en todo caso escenario la nueva casa que albergará al Atlético de Madrid.

Segundo: las obras tienen la bendición del Ayuntamiento, que le interesa tener en marcha, o casi acabado, un estadio olímpico para septiembre de 2013, cuando el COI elegirá la ciudad que albergará los JJ.OO. de 2020, designación a la que de nuevo opta el consistorio madrileño, que el pasado 28 de septiembre por fin aprobó la modificación del plan especial Parque Olímpico Sector Oeste, lo que permitirá desatascar la compleja operación urbanística que debe llevar al Atlético de Madrid a jugar en la Peineta, convirtiendo los terreno en donde actualmente se levanta el Vicente Calderón en un parque flanqueado de nuevas viviendas.

Y tercero: que el Atlético tiene firmado y rubricado el contrato con Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), la empresa que llevará a puerto el nuevo estadio colchonero, con un coste total presupuestado en 259 millones de euros. Según el contrato, el recinto tiene que estar listo en tres años, con un margen de diez meses para imprevistos.

El Atlético no obtendrá beneficios económicos, pero no gastará un euro en la operación, como tampoco el Ayuntamiento, puesto que será FCC la que sufragará la obra. A cambio, la constructora sacará provecho del reordenamiento urbanístico del área afectada en la ribera del Manzanares, sobre los que se levantan el Calderón y la antigua fábrica de cerveza Mahou, ya demolida. Allí se destinarán 160.000 metros cuadrados a zonas verdes, en el marco del proyecto Madrid Río, pero también se construirán 2.000 viviendas, el dividendo para FCC.

Sin embargo el desplome inmobiliario cierne también su amenaza sobre este proyecto, ya que la constructora tiene que adelantar dinero para el futuro estadio sabiendo que no obtendrá rentabilidad hasta que pueda vender las viviendas. Y primero las tiene que construir.

A la espera de acontecimientos, el Atlético de Madrid centra todas sus esperanzas en el futuro estadio, que llevará el nombre del mejor postor y dispondrá de 73.000 localidades, 20.000 más que el Vicente Calderón. La gerencia del club estima que generará entre 12 y 15 millones anuales por su mayor aforo, los 3.000 aparcamientos y las zonas VIP, sustancial para enjugar una débito ignoto que atenaza a la entidad.

Según el club, la deuda neta del Atlético de Madrid es de 183 millones de euros. Fernando García Abásolo, tercer máximo accionista (5%), tras Miguel Ángel Gil Marín (72%) y Enrique Cerezo (19%), la sube a 250 millones. Y la plataforma crítica Sentimiento Atlético la eleva a los 782 millones.