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"Ser culto hace de Guardiola el mejor"

Juan Carlos Cubeiro lleva a la empresa el modelo del míster "culé". "Se ha fabricado su suerte, remontará al Inter", afirma

"Ser culto hace de Guardiola el mejor"

Bilbao

GLADIATOR, Invictus... A Juan Carlos Cubeiro (1964, Madrid), coautor junto a Leonor Gallardo de Liderazgo Guardiola (Alienta, 2010), no le cabe duda alguna de que éste último se estará escudriñando la cabeza para sacarse un nuevo as bajo la manga frente al Inter. Este experto en coaching, que imparte conferencias magistrales en universidades como la de Deusto, basa su obra en el aura e impronta del técnico barcelonista para demostrar que el método Pep, su "optimismo inteligente y gestión de egos", trasciende del deporte para ser aplicado, en forma de pirámide invertida, en las altas esferas de las empresas. La conversación de DEIA con Cubeiro, que ha indagado en la conducta y verbo del técnico, coincide con el instante que añoraban los detractores del míster culé, esos que le acusan de que todo aquello que le rodea es como si meara colonia: el posible K.O. en Champions. "Remontará", dice. "2-0 ó 4-1".

¿Cómo imagina que está pasando Guardiola estos días difíciles?

Evitando el debate estéril o que algo le interfiera en lo que debe hacer. Si normalmente trabaja mucho, ahora el doble. Una cosa es segura, lo que propondrá el miércoles: juego muy ofensivo para tratar de marcar lo antes posible.

Aunque madridista, Cubeiro integra el espíritu del Barça de Guardiola a su sapiencia en la dirección empresarial, y lo admira. "Tiene un enorme sentido común, capacidad de esfuerzo y analiza los detalles al mínimo. Estudia cuatro vídeos de los rivales, sea la Ponferradina o el Arsenal, y tira mucho de sus ayudantes, Estiarte, Unzue y Vilanova. Y cae bien a casi todo el mundo por su humildad. No se cree nada, hace lo que le gusta, asume toda responsabilidad e inspira a su entorno", desbroza. "Hablamos de admirar, no de idealizar. Es un ser humano, no es Dios bajado a la Tierra. Y esto lo han aprovechado sus opositores para justificar hasta un gol en claro fuera de juego por ir contra él".

En cada exposición pública Guardiola desprende lo que le distingue del resto: cultura. "A veces la entendemos como pedantería pero él usa un lenguaje que es llano y cercano a la gente. Le gusta la poesía, cosa que no es común y menos en los futbolistas. Es reflexivo, no presume de que es culto pero ahí hay mucho poso y fondo. Tenemos la imagen del jugador que da patadas a una pared y no lee libros. A él le encanta el cine, la música, la lectura. Es el mejor por cómo utiliza la cultura para vivir", aplaude Cubeiro.

En trances como el 3-1 encajado en Milán es cuando controla "la disforia, el desánimo. Al igual que todos los momentos de euforia. Es fácil perder la cabeza tras ganar, como nunca antes, dos veces seguidas en el Bernabéu. Pero ya dijo que quedaba camino". Su plan sería extrapolable a cualquier colectivo. "Cada empresa tiene sus valores y estrategia. Pero de Pep podemos aprender todos. Su idea de vencer, de no conformarse con menos porque él como futbolista hubo temporadas en que no pudo conquistar títulos, y eso siempre le molestó bastante... La unión de sentido de equipo por encima de las individualidades, la audacia, la valentía, sacar a gente de la cantera casi desconocida y que responde... Son brotes de alguien que lidera desde el ejemplo".

van gaal y rijkaard, antítesis A su juicio, una final europea ante el Bayern nos situaría ante la moneda de dos caras: "Van Gaal es la cruz. Es duro de formas pero Rivaldo en su día le tomó la medida y hacía lo que quería con él. Pep es de trato exquisito y siempre la única vaca sagrada es él, el líder a seguir. Van Gaal era duro sin ser firme y él es de ideas muy claras sin ser duro. En el caso de su antecesor, Rijkaard, lo hizo muy bien unos años pero después se sobreimplicó. O sea, los jugadores empezaron a ser sus amigos, casi sus hermanos, y así no pudo tomar decisiones, lo que alguien como Ronaldinho aprovechó y eso destruyó el clima del vestuario".

Sí, pero Guardiola no concede entrevistas individuales.

Susana Grisso, que es amiga personal suya, lo cuenta en el prólogo. Si las concediera debería emplear al día cuatro horas, y él no haría discriminaciones, sea The Washington Post o una radio local. Ese tiempo lo necesita para su trabajo. A cambio, explota muy bien las ruedas de prensa para poder dar titulares. Y no hace excepciones a su regla.

La cuestión es si el éxito consumirá sus alicientes. "La ilusión del primer título siempre es mayor. Podría querer fabricar una dinastía al estilo NBA. En términos de contrato no piensa a lo lejos porque eso podría bajar el rendimiento. A él le encantaría ser el Sir Alex Ferguson del Barça, 26 años en el mismo sitio, aunque eso en esta Liga es complicado. La gente se cansa de las caras y más sin títulos. A medio y largo plazo su lugar es la presidencia del Barcelona. Gabriel Masfurroll, que fue directivo, comenta que Guardiola será el mejor presidente de la historia del Barça, la fábula de un niño de un pueblo pequeño, que vive en La Masía, se hace capitán, técnico...".

"Pep es creativo por necesidad. Porque si le pillan el modelo pronto, ganarle sería más fácil. Lo suyo no es casualidad, se ha fabricado su suerte. Ya le ganó un match-ball a Mourinho sin Ibra ni Messi. Ahora tiene más presión: el one club man (hombre de un equipo) contra el mercenario de éxito con tantos amigos como el árbitro luso. Que nadie dude: es un motivador nato". Por eso, aún en San Siro, le recordó a Mou aquella noche en San Mamés con Luis Fernández. Guardiola escogió otra forma de ser un líder.