Bilbao. "Eso no toca. El partido del Stuttgart es demasiado importante como para distraernos", dijo ayer Guardiola cuando los medios de comunicación le interrogaron por el expediente abierto por el Comité de Competición de la Federación a instancias del colectivo arbitral.

Pero lo hará. Volverá a hablar de los árbitros. Al menos de uno, Clos Gómez, al que acusó de mentir al redactar el acta tras expulsarle durante el Almería-Barcelona, en la vigésimo cuarta jornada de Liga.

Con el villarato (término acuñado en el diario As para sugerir que los colegiados, a instancias de Villar, ayudan al Barça y perjudican al Real Madrid) en plena eclosión, el entrenador blaugrana se ha encontrado con los árbitros en pie de guerra contra él, soliviantados por lo que consideran una afrenta en toda regla contra la ética de uno de los suyos, un juez al fin y al cabo.

Lo cierto es que el Comité de Competición remitió a Guardiola un escrito del Comité Técnico de Árbitros (CTA) en el que el colectivo elevaba una queja por las declaraciones realizadas el pasado sábado contra el colegiado Carlos Clos Gómez.

Guardiola tachó de mentirosos a Clos Gómez y José Luis Gallego Galindo, arbitro principal y asistente, respectivamente, del Almería-Barcelona, donde el técnico fue expulsado por increpar al colegiado a través del micrófono del asistente. El Comité de Competición le suspendió con un encuentro.

"No es que esté demasiado orgulloso de lo que hice. Puedo entender la expulsión, pero si decidimos recurrirla fue porque el señor Clos y el señor Gallego mienten. Yo me equivoco y me voy a la grada, pero ellos mienten y lo saben", dijo Guardiola el sábado.

la prueba En una grabación emitida por Canal+ se puede leer perfectamente las palabras que pronuncia Guardiola cerca del pinganillo del árbitro asistente: "¡Le empuja, le empuja! Árbitro, ¿no has visto que le empuja", mientras con las manos emula ese gesto.

El acta que redacta el colegiado Clos Gómez, recoge en cambio que le dijo, gritando: "Pitas todo al revés, no te enteras de nada".

A pesar de la prueba documental, que deja en clara evidencia al trencilla, el colectivo arbitral ha decidido optar por el corporativismo y cerrar filas. En el escrito enviado por el colectivo arbitral al Comité de Competición consideran muy grave e impropio de un entrenador de Primera división llamar mentirosos a un arbitro y a su asistente, además de poner en tela de juicio un acta arbitral.

A Guardiola le toca ahora mover ficha. Tiene cuatro días para exponer ante el Comité de Competición sus alegaciones. Y defender en público su verdad: que, desde su punto de vista, el árbitro ha mentido.