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Queremos ser el equipo de la colectiva argentina. Entre legales e ilegales, en España hay 500.000 compatriotas". Toda una declaración de intenciones.

Hace apenas siete años, el empresario argentino Daniel Grinbank compró el 42% de las acciones del Leganés. Un movimiento que le llevó al poder del club y trajo consigo el desembarco de todo su séquito argentino, el cual llegaba con ganas de explotar las virtudes del fútbol estatal, con la voluntad de hacer multiplicar los euros que viajaban en el bolsillo. La idea era traducir goles en dinero. El fútbol como negocio y la entidad como escaparate para futbolistas argentinos (llegaron hasta quince, sin contar los argentinos que ocupaban cargos en la dirección). "Leganés es una ciudad que creció mucho y en los últimos años quintuplicó su población; ahora cuenta con 200.000 habitantes. Es lo que aquí se llama ciudad-dormitorio: mucha gente duerme aquí y trabaja en Madrid". Versaba Grinbank con ojo clínico y a modo de analista sociodemográfico, con las miras puestas en el universo de su nuevo negocio, contemplando su radio de acción y el alcance de su inversión. Argumentaba el por qué de su desembarco en la Liga de las Estrellas. Pero su credibilidad estaba en el aire.

El caso ponía de actualidad el antecedente del Badajoz de Marco Tinelli, tal vez el presentador más famoso de Argentina, quien llegó, incluso, a especular con la contratación de Diego Armando Maradona para el club extremeño. Incluso soñó con ver jugar a la selección albiceleste en Badajoz y ante sus pupilos. "Soy de Boca y de Badajoz" o "soy de San Lorenzo y de Badajoz". Era lo que se podía escuchar por las calles del país de la plata, gracias a la propaganda que hizo el showman sobre su propia entidad, aprovechando el tirón mediático de su figura. No en vano, los partidos del club pacense eran retransmitidos en directo por Telefé, cadena de máxima audiencia, para toda Argentina. Las camisetas del Badajoz hallaban mercado al otro lado del gran charco. Sin embargo, pronto el proyecto quedó sumido en el olvido de los argentinos y fue quebradero de cabeza para la afición local, que veía cómo su equipo entraba en barrena. El resultado fue un fracaso deportivo que le condujo a Tinelli, al igual que a Grinbank con el Leganés, a vender todo su paquete accionarial con la mayor celeridad posible, dejando al equipo sumido en una profunda crisis de la que aún hoy no se ha sacudido. La que se antojaba como fuente de ganancias se había convertido en saco sin fondo. La revolución argentina no había surtido efecto, naufragó, dejando varados los sueños de miles de aficionados, impotentes ante las irrisorias gestiones fundamentadas en cuestiones de nacionalidad.

Y aunque no tiene por qué ser igual, en Xerez andan con la mosca detrás de la oreja. La llegada del argentino Federico Souza a la dirección del club después de comprar la entidad a Joaquín Morales, el máximo accionista, por unos cinco millones de euros (el 52% de las acciones) ha despertado cuanto menos, expectación. Incertidumbre vestida de chaqueta y corbata. Por de pronto, antes de hablar a los oídos del aficionado con resultados, su llegada fue tan familiar como cuestionada, al ser presentado simplemente como Federico. En familia. Pero no sólo por este detalle, que podría ser banal, sino porque los primeros pasos de Souza en la butaca de la presidencia xerezana son parecidos a los de Grinbank o Tinelli. Y es ahí cuando atormenta la memoria de la parroquia. No en vano, se ha rodeado de los suyos, de sus compatriotas. Federico Lussenhoff y Roberto Bonano son sus asesores (ejercen desde la distancia); Néstor Raúl Gorosito, Pipo, es el entrenador; Jorge Cacho Borrelli, es el segundo preparador; Diego Omar Dabove, es el entrenador de porteros, y Carlos Sebastián Somoza y Agustín Bucaglia, son sus preparadores físicos. Un cuerpo técnico de un acento argentino que también se da sobre el terreno de juego con jugadores como Leandro Gioda, Emiliano Armenteros o Matías Alustiza.

"Desconfiamos plenamente tanto del grupo comprador y de las personas que han intervenido para su llegada, como de la operación en sí. Que el propio Joaquín Morales haya dicho públicamente que pretenden convertir al Xerez en un escaparate para futbolistas argentinos, es una nefasta noticia para el futuro de nuestro club". Miembros de la Federación de Peñas del Xerez se pronunciaron de esta manera al conocer la llegada del empresario dedicado a la construcción. Y es que, sobrevuelan los casos de Badajoz y Leganés. Más cuando el equipo es serio candidato al descenso. "Lo lógico es que descienda", llegó a decir el presidente saliente.

disciplina argentina En lo deportivo, la situación del club, instalado en proceso concursal y con una deuda próxima a los 22 millones de euros, no ha trascendido en el día a día. No ha ocurrido una gran revolución. Aunque sí en el planteamiento estratégico: 4-2-3-1. El temperamental Pipo Gorosito, curtido en banquillos como San Lorenzo, Nueva Chicago, Lanús o River Plate, apuesta por un fútbol más ofensivo que el del destituido José Ángel Ziganda. El equipo, además, presiona más en campo ajeno, como respuesta a las intensas sesiones de preparación física, tres por semana. Su máxima es "jugar más cerca del arco rival". Aunque sigue apareciendo el hándicap de no poseer campo propio para los entrenamientos, pues el conjunto se ejercita en uno municipal y en los horarios que fija el Ayuntamiento xerezano, para no deteriorar Chapín. Asimismo, Gorosito ha implantado su disciplina y convoca a los jugadores el sábado sobre las 10.00 y no regresan a sus vidas hasta aproximadamente las 22.00 del domingo, cuando finaliza la concentración en un hotel anexo al campo. Enclaustrados, esposados al compromiso. Un poco lo que garantiza la nueva directiva. "Pensamos quedarnos en el Xerez y trabajar desde dentro. Pedimos paciencia y que nos juzguen desde el trabajo", dijo Souza, bonaerense de 32 años, al ser presentado. Con la única experiencia de un proyecto de escuela de fútbol en Argentina, el mandatario emprende la aventura en el Xerez, que viaja a Bilbao. ¿Qué sucederá con el argentinizado proyecto? El tiempo dirá, mientras tanto, acecharán los caóticos legados que dejaron Badajoz y Leganés. El peso de la historia también viaja con Souza y compañía.