Australia fue un paréntesis del que sacó provecho Carlos Sainz, que renta su furia por la despedida de Ferrari e incertidumbre de cara a 2025 con victoria y podios, pero Japón devolvió la inercia impuesta por Red Bull y ya concebida como normalidad. La escudería afincada en Milton Keynes alcanzó su tercer doblete de la temporada, inapelable de nuevo, con Max Verstappen ejerciendo de inabordable primera espada con Sergio Pérez de escudero. El abandono de Mad Max en Albert Park por un sobrecalentamiento en los frenos es ya anecdótico. La mano de hierro vuelve a mecer la Fórmula 1.

La carrera arrancó sin sobresaltos en la zona delantera; en la cola, Albon y Ricciardo se accidentaron y ondeó la bandera roja para recomponer las barreras protectoras. La prueba estuvo detenida 26 minutos antes de reanudarse. En la resalida tampoco hubo alteraciones en las posiciones de cabeza, Verstappen defendió su condición de poleman secundado por Peréz, Norris, Sainz, Alonso y Piastri. Leclerc saltó del octavo al séptimo puesto tras adelantar a Hamilton.

La séptima vuelta dejó un error de Pérez que permitió a Verstappen abrir una brecha insalvable de más de dos segundos. El tricampeón establecía una fuga irremediable. Detrás, la degradación de neumáticos pasaba factura a los McLaren, que eran acechados por los Ferrari. Los monoplazas italianos daban cuenta de su progresión en el consumo de las gomas. Se han consolidado como la segunda estructura en el orden de la Fórmula 1.

También sufrían en la gestión de los calzos los Mercedes, de lo que sacaba provecho Alonso para proteger posiciones, y es que el simulador le auguraba una novena plaza que fue superada con creces al terminar sexto. El ovetense estiró su primer stint y con esa prolongación de la vida de los neumáticos ganó la batalla estratégica a Piastri y a Russell, de quien se defendió durante siete vueltas esta vez sin sanción. “Igual me descalifican para el resto del año”, ironizó en referencia a la pena de 20 segundos recibida en Australia. También superó en pista a Hamilton para obrar lo que calificó de “milagro”. “Nadie se acordará, pero Suzuka está entre las cinco mejores carreras que he hecho”, sentenció Alonso, para quien el podio sigue siendo una quimera. Aston Martin ha descendido peldaños. “No nos podemos comparar con Ferrari, McLaren, Red Bull y Mercedes”, confirmó.

Sainz imprimió emoción en los diez últimos giros; rebasó a Norris y se colocó a dos segundos de Leclerc a falta de nueve vueltas. Desde el garaje de Ferrari advirtieron al monegasco de que la lucha era contra Norris y Leclerc obedeció: abrió la puerta a Sainz, que obró su tercer podio en tres carreras. Solo la apendicitis le ha privado de subir al cajón. El madrileño es cuarto en el campeonato con cuatro puntos menos que su compañero Leclerc con una prueba menos disputada. “Pensaba que iba a ser difícil volver a la tercera posición. Me he sentido muy bien con el neumático duro y he podido empujar”, manifestó. Es un rebelde con causa.

Si bien, Red Bull se mantiene firme en su posición hegemónica pese al contratiempo mecánico sufrido por Verstappen en Melbourne. “Estaban unas décimas por delante, pero lo positivo es que estamos más cerca que el año pasado. Podemos luchar un poco más, podemos adelantar”, celebró Sainz, aunque los 20 segundos de diferencia en relación al ganador no parecen cosa menor.

Verstappen retomó así su paso triunfal, sin atisbos de encontrar oposición. “Fue muy agradable. Estoy muy feliz de haber vuelto a la cima. Creo que lo crítico fue el comienzo, mantenerse adelante. Y después de eso, el coche fue mejorando cada vez más para mí a lo largo de la carrera”, expresó tras endosar 12 segundos a un Pérez que se muestra más sólido que nunca en Red Bull pero al que no le alcanza para ser competencia en el debate por las victorias. Pese a ello, Christian Horner, patrón de las carreras de la escudería austríaca, tildó de “fantástico” el fin de semana del piloto mexicano, que gana enteros para permanecer en el equipo mientras los rumores sobre su futuro crecen.

Por otro lado, en Mercedes reina el caos. El jefe de la formación, Toto Wolff, consideró que sus pilotos tenían condiciones para “luchar por el podio”. La realidad dejó un séptimo puesto de Russell, a 45 segundos de Verstappen y a 15 del podio, y un noveno de Hamilton, a 48 del vencedor. “El coche ha sido bastante malo”, resumió el heptacampeón, que sufrió con todos los compuestos y que tras anunciar su salida ya no se muerde la lengua.