La economía circular está ganando protagonismo como respuesta a los problemas ambientales y económicos derivados del actual modelo de producción y consumo. Frente a la economía lineal tradicional, que sigue la lógica de "extraer, producir, consumir y desechar", la economía circular propone un cambio estructural: alargar el ciclo de vida de los productos, reutilizar recursos y minimizar la generación de residuos. Este enfoque busca optimizar el uso de materiales, reducir el impacto ambiental y fomentar una economía más eficiente y sostenible.
La economía circular propone un cambio estructural: alargar el ciclo de vida de los productos, reutilizar recursos y minimizar la generación de residuos
El modelo lineal, predominante desde la revolución industrial, ha generado una gran presión sobre los recursos naturales. En este esquema, gran parte de lo que se produce termina como residuo en vertederos o incineradoras en un tiempo relativamente corto. La economía circular se basa en diferentes claves. En primer lugar, los productos se diseñan para durar más tiempo y facilitar su reparación o actualización, en lugar de ser desechados cuando se deterioran. En segundo lugar, se fomenta la reutilización y el reciclaje de materiales, desde plásticos y metales hasta componentes electrónicos, textiles y orgánicos. También se busca cerrar los ciclos de materiales mediante la valorización de residuos, es decir, transformarlos en nuevos recursos útiles. Otro principio es la apuesta por energías renovables en los procesos productivos, lo que contribuye a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Apuesta en la CAPV y Navarra
Tanto en la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV) como en Navarra, la transición hacia la economía circular se ha convertido en una prioridad estratégica. Ambas comunidades están implementando planes y políticas específicas que fomentan este cambio estructural, alineándose con los objetivos de sostenibilidad marcados por la Unión Europea.
En el caso del País Vasco, la economía circular forma parte del Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030, que establece metas para reducir el consumo de materiales y aumentar la eficiencia en el uso de los recursos. La Estrategia de Economía Circular de Euskadi 2030 fija tres objetivos estratégicos para 2024: aumentar en un 30% la productividad material; incrementar en un 10% la tasa de uso de material circular; y reducir en un 10% la tasa de generación de residuos por unidad de PIB. Adicionalmente, la Estrategia recoge dos objetivos complementarios: reducir a la mitad la generación de desperdicios alimentarios y lograr que el 100% de los envases de plástico sean reciclables.
Por su parte, Ihobe, la sociedad pública de gestión ambiental del Gobierno Vasco, señala que las empresas vascas ya han reducido el consumo de materias primas en más de un 30% gracias a la adopción de estrategias circulares. De esta manera, más de 200 compañías vascas han adoptado prácticas de ecodiseño, logrando productos más sostenibles y competitivos en el mercado.
Navarra también está avanzando en esta transición con su Estrategia de Economía Circular, que forma parte del Plan de Residuos 2017-2027. Este plan establece objetivos concretos como el aumento del reciclaje y la valorización de residuos, así como la promoción de la economía circular en sectores clave como la agroalimentación, la construcción y la automoción. Por ejemplo, la comunidad foral está liderando proyectos para convertir residuos agrícolas en fertilizantes naturales y desarrollar tecnologías que permitan reutilizar subproductos de la industria alimentaria.
Financiación para facilitar el cambio
Las ayudas y la financiación pública están siendo claves para facilitar este cambio. Los Fondos Next Generation de la Unión Europea están destinando importantes recursos para proyectos relacionados con la economía circular en ambas comunidades. Estos fondos están ayudando a empresas y administraciones a invertir en infraestructuras, tecnologías y formación que permitan implementar prácticas circulares. A nivel local, tanto el Gobierno Vasco como el Gobierno de Navarra ofrecen subvenciones y programas de apoyo a empresas, incluyendo asesoramiento técnico y ayudas económicas para modernizar sus procesos.
La colaboración entre empresas, administraciones y ciudadanos también es esencial en este proceso. En el sector empresarial, destacan las alianzas para compartir recursos, infraestructuras y conocimientos. Un ejemplo de ello es el trabajo conjunto entre empresas de sectores industriales para aprovechar residuos como materia prima en otras actividades productivas, lo que se conoce como simbiosis industrial.
Por otro lado, la participación de los ciudadanos es crucial para consolidar la economía circular. Cambiar los hábitos de consumo hacia productos más sostenibles, reducir el desperdicio y participar activamente en sistemas de reciclaje son acciones que cada persona puede llevar a cabo. En este sentido, las administraciones están realizando campañas de sensibilización para informar a la población sobre la importancia de este modelo y las formas en las que pueden contribuir.
A pesar de los avances, la transición hacia la economía circular enfrenta retos significativos. Entre ellos, se encuentra la necesidad de modernizar infraestructuras de reciclaje y valorización de residuos, así como superar barreras culturales y económicas que aún favorecen el modelo lineal. Además, es necesario desarrollar nuevas normativas que incentiven las prácticas circulares y penalicen los modelos insostenibles.
El mayor evento sobre economía circular
La mayor cita sobre economía circular del sur de Europa para 2025, el Basque Circular Summit, ya ha abierto las inscripciones. Se celebrará los días 2, 3 y 4 de abril en el Palacio Euskalduna de Bilbao, donde centenares de profesionales y especialistas del ámbito industrial y ambiental se reunirán para analizar las implicaciones que la transición a un modelo circular tiene en Europa.