Cuatro días después de que se hiciera público el contenido del informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que implica de lleno a Santos Cerdán en la trama corrupta que se investiga en el caso Koldo-Ábalos, siguen conociéndose detalles del modus operandi de estos tres presuntos delincuentes que no hacen sino incrementar su gravedad. A estas alturas, todos los indicios apuntan a que estamos ante un caso de corrupción sostenido en el tiempo con destacado protagonismo del que además de haber sido durante casi cuatro años secretario de Organización del PSOE, era un hombre de máxima confianza de Pedro Sánchez y María Chivite. Tanto el presidente del Gobierno de España como la presidenta del Ejecutivo navarro mantienen que han sido engañados por quien daba apariencia de ser un político íntegro, pero eso no es óbice para que sea necesario llevar la investigación hasta el final. No puede quedar la más mínima sospecha de que la mala praxis haya podido colarse en estas dos instituciones. Y en el supuesto de que así haya sido, habrá que depurar todas las responsabilidades, caiga quien caiga. En consecuencia, la prioridad del PSOE es tratar de salvaguardar ambos gobiernos desde el ejemplo. Una forma de hacerlo es colaborando con la investigación, aportando toda la documentación que contribuya a esclarecer en que todas y cada una de esas obras públicas sobre las que ha podido haber mordidas se adjudicaron cumpliendo la legalidad. No cabe la menor duda de que el principal centro de preocupación está en La Moncloa, donde existe el fundado temor de que esta trama de corrupción pueda dar la puntilla al débil Ejecutivo de Sánchez. Su permanencia en el cargo está más cuestionada que nunca por algunos de sus compañeros de investidura, mientras se mantiene el temor de que puedan salir a la luz más grabaciones que empeoren todavía más una situación ya muy delicada. Diferente es el escenario en Navarra, donde Chivite está al frente de un Ejecutivo robusto. Existe la lógica preocupación por todo lo que se va conociendo, pero no hay fisuras entre los socios que sostienen al Gobierno. En cualquier caso, estamos ya ante un punto sin retorno en la legislatura, que la oposición, tanto en el Estado como en Navarra, va a aprovechar para tratar de rentabilizar políticamente. Nos esperan, por lo tanto, semanas y quizás meses de mucho ruido. l
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