sE fue 2023 con el guerracivilismo municipal exhibido en Pamplona-Iruñea, tanto UPN como PP anclados en la retórica deslegitimadora de la traición –como si ambos sumaran los votos que sí concita la mayoría progresista en la capital navarra–, tras la enésima muestra de matonismo parlamentario de Vox, esta vez a cargo de Ortega Smith en Madrid. Una exacerbación del radicalismo de la derecha rojigualda del que participa en primera persona Feijóo, preso aún del berrinche porque su triunfo electoral no se tradujo en la presidencia española ante el pavor ciudadano a una más que probable cogestión de La Moncloa con Vox y el rechazo adicional a esta formación ultra –con la que el PP cogobierna cinco comunidades y un centenar largo de ayuntamientos– por parte del resto de los eventuales socios en el Congreso. Lamentablemente, la concatenación de las elecciones gallegas, vascas y europeas no augura si acaso hasta la segunda mitad de 2024 ningún vestigio de un mínimo apaciguamiento en esta vieja derecha españolista que se considera ungida para ejercer el poder y que entiende como un accidente cuando no gobierna, para practicar entonces en la oposición una política de tierra quemada donde todo vale, incluidas la mentira sistemática y la descalificación permanente. Con el año nuevo, cabe volver a reivindicar en todos los territorios y circunscripciones consensos de amplio espectro en aras a una gobernanza pragmática y transversal en colectividades fragmentadas políticamente en tanto que sociedades plurales, sin sucumbir a esa polarización tan nociva como el populismo que receta soluciones simples para problemas complejos. Todo en favor de una conversación pública constructiva sobre el contraste de argumentos sin tergiversaciones ni insultos y siempre en aras al interés general. El principal, la cohesión social soportada por unos servicios públicos eficaces –con sus prestaciones suficientes– a partir de un desarrollo económico equilibrado y sostenible que fomente la innovación creciente para la competitividad del tejido empresarial, procurando así un empleo de calidad tractor de la recaudación tributaria y del consumo privado. Los desafíos para 2024 más allá de quienes vociferan en defensa de sus intereses particulares aunque en nombre de una democracia que solo respetan cuando se les otorga el gobierno, sea donde fuere. l