El máximo responsable de BBVA España, Peio Belausteguigoitia, descartó ayer miércoles la posibilidad de que su entidad se lance en busca de otra entidad si la OPA de carácter hostil que ha planteado para adquirir y fusionarse con el Banco Sabadell no sale adelante. En un proceso que sigue quemando etapas aunque en el horizonte no habrá previsiblemente noticias hasta después del verano por los ritmos que manejan los reguladores del mercado financiero y la competencia, las declaraciones de los ejecutivos del banco vasco son la principal novedad, que contrasta con el silencio de la entidad de origen catalán.

Hay por un lado voluntad de mantener activo el frente, mientras que la táctica de la otra parte de la ecuación es de perfil bajo, básicamente dejar que el asunto languidezca. En ese contexto, el banco vizcaino mostró ayer sus cartas: comprar el Sabadell o seguir en solitario. Apuesta a cara o cruz .

En su intervención en la tercera jornada del XLI Seminario organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), Belausteguigoitia afirmó que, en caso de fracasar la operación planteada, el BBVA seguiría con su estrategia de crecimiento orgánico que está dando “resultados excelentes”.

El único plan B es gestionar un hipotético veto a la fusión del Gobierno español en caso alcanzar el objetivo de controlar el 50,01% del capital de la entidad financiera con sede hoy en Alicante.

Así, el ejecutivo del BBVA precisó que, en caso de no producirse la fusión, pero sí tener éxito en la OPA, el atractivo de la operación planteada vendría de la complementariedad de los bancos, que ha sido uno de los racionales de la operación.

De hecho, en este sentido, resaltó también la apuesta por las pymes, segmento donde el banco quiere crecer a través de esta adquisición de Sabadell. Del mismo modo, señaló que los costes de restructuración descansan “menos” en el recorte de empleo y la red de sucursales, que en los ahorros de gastos generales y de tecnología.

“Eso seguiría habiéndolo en un porcentaje muy significativo en el caso de no haber fusión”, señaló, como ya hiciera el presidente del BBVA, Carlos Torres Vila, en la inauguración del seminario el pasado lunes, cuando ya adelantó que la operación sin fusión seguiría siendo atractiva por el ahorro de costes.

Por otro lado, sobre el ritmo de delegación de votos de los accionistas minoritarios, el responsable de BBVA España señaló que el proceso de recogida de votos comenzó la semana pasada, el 10 de junio, y dura alrededor de tres semanas, una operativa “habitual” que el banco tiene para todas las juntas. “Hasta ahora, los ritmos son habituales y positivos”, afirmó. En cuanto al impacto que la OPA habría tenido sobre la operativa comercial, Belausteguigoitia indicó que no ha notado “nada” en el negocio y que los objetivos comerciales se están cumpliendo con los datos que la entidad tiene a día de hoy. “Estamos muy positivos con todas las dinámicas comerciales y con los objetivos que nos habíamos marcado a finales de 2023 para todo 2024”, defendió.

El country manager de BBVA España señaló, sobre el porcentaje de éxito que tendría la OPA, que el indicador de esto ahora mismo sería la marcha de las cotizaciones de los bancos en Bolsa. “Es evidente que cuanto más estrecha esté la prima es que el mercado está otorgando mayor probabilidad al éxito de la operación”, sostuvo. Al cierre de la sesión de ayer, la prima superaba ligeramente el 7%, cuando en el momento del anuncio de la fusión amistosa era del 30%.