El Banco Central Europeo (BCE) contempla la posibilidad de una "inflación más elevada durante más tiempo", pero no quiere frenar el crecimiento económico de los países del euro.

Algunos miembros del Consejo de Gobierno están preocupados por retirar los estímulos monetarios de forma prematura y frenar el crecimiento, según se desprende de las actas de la reunión de política monetaria del 16 de diciembre, que el BCE ha publicado este jueves.

En la reunión algunos miembros dijeron entonces que "no se podía descartar un escenario de inflación más elevada durante más tiempo". El personal del BCE pronostica que la inflación de la zona del euro se situará cerca del 2% en 2023 y en 2024 y que puede superar este nivel fácilmente.

Por ello algunos miembros del Consejo de Gobierno del BCE consideraron que es importante "preservar la flexibilidad para actuar decididamente para mantener las expectativas de inflación ancladas en ambas direcciones y, por consiguiente, preservar también la credibilidad".

Añadieron que el Consejo de Gobierno debería comunicar claramente que estaba preparado para actuar si las presiones sobre los precios son más persistentes y la inflación supera el objetivo durante más tiempo del previsto. Pero otros miembros mostraron su preocupación por una "retirada prematura de los estímulos monetarios y las compras de activos".

El Consejo de Gobierno observa que "los participantes de los mercados parecen cuestionar la credibilidad" de la orientación sobre los movimientos de su política monetaria. Por ello los mercados "esperaban un primer incremento de los tipos de interés en una fecha que era difícil de reconciliar con las condiciones que establece el Consejo de Gobierno para acometer esa subida", dicen las actas.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, dijo, en una entrevista concedida este jueves a la emisora France Inter, que la entidad no puede reaccionar inmediatamente a la elevada inflación en la zona del euro. Lagarde consideró que si se aumentaran ahora los tipos de interés, las consecuencias llegarían en un plazo de 6 a 9 meses y podría ser un freno a la actividad económica que se quiere evitar.

La presidenta del BCE también ha pronosticado que la inflación "va a estabilizarse y bajar gradualmente" durante 2022 y que ese movimiento descendente "va a continuar en 2023 y 2024". El BCE decidió en diciembre la compra de deuda de emergencia por la pandemia en el primer trimestre de 2022, a un ritmo significativamente inferior al del trimestre anterior.

También aprobó poner fin a estas compras de bonos a finales de marzo de 2022 y dijo que este año no se darán las condiciones para subir los tipos de interés. Los miembros del Consejo de Gobierno consideraron que las medidas aprobadas en diciembre eran "consistentes con las perspectivas económicas" y una amplia mayoría las vio como "calibradas apropiadamente para preservar una política monetaria expansiva".

Pero los mercados especulan que el BCE, que tiene más de una tercera parte de la deuda soberana de la zona del euro, subirá sus tipos de interés en diciembre de este año porque pronostican una inflación más elevada que la entidad europea. La rentabilidad de la deuda soberana alemana a diez años volvió el miércoles a ser positiva en el mercado secundario, por primera vez desde mayo de 2019, porque se espera que la Reserva Federal estadounidense (Fed) suba los tipos de interés más rápidamente de lo previsto para frenar la inflación del 7% en EEUU.

La fuerte subida de la inflación en la zona del euro, que alcanzó el 5% en 2021, impulsó las apuestas por subidas de los tipos de interés no sólo en EEUU. El BCE insiste en que estos pronósticos y apuestas del mercado difieren de las condiciones que establece para comenzar a subir sus tasas, pero la subida de los tipos de interés en los mercados de capital pueden reducir el efecto de su política monetaria.