Dos importantes empresas vascas del sector siderúrgico, las vizcainas Nervacero, del grupo Celsa, y Tubos Reunidos, están pendientes de la decisión del Gobierno español a través de la SEPI, para saber si reciben las importantes ayudas económicas solicitadas para sobrellevar la complicada coyuntura actual derivada de la pandemia de coronavirus. En concreto,el dueño de Nervacero, la catalana Celsa, ha pedido 700 millones de euros, y el de Tubos Reunidos, 113 millones de euros.

Los accionistas de Nervacero y Tubos Reunidos han recurrido al Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas, creado por el Gobierno español el pasado mes de julio de 2020 para dar una respuesta de último recurso a aquellas compañías consideradas estratégicas o que cumplan con determinadas características, y que se encuentren inmersas en una complicada situación financiera por efecto del covid.

El holding público gestiona un fondo extraordinario de 10.000 millones de euros que el Gobierno español ha puesto a disposición de las empresas para reforzar su capital o apuntalar su financiación a largo plazo en la complicada coyuntura actual.

En el caso de Nervacero, una compañía que cíclicamente pasa por momentos apurados, su situación está marcada por el elevado endeudamiento de su dueño, el grupo Celsa.

Nervacero, con unos 300 trabajadores en plantilla, es una compañía que en 2007 llegó a producir más de 1,1 millones de toneladas de acero común pero que en los últimos ejercicios se mantuvo en torno a las 650.000 toneladas. La empresa vizcaina produce principalmente acero común, redondo corrugado, para el sector de la construcción.

Su compañía matriz, Celsa, ha elevado de 350 millones a más de 700 millones de euros su solicitud de ayudas al fondo de rescate español, siendo la petición económica de mayor cuantía hasta ahora conocida.

Por su parte, Tubos Reunidos ha solicitado 113 millones de euros de apoyo financiero a la SEPI tras cerrar un mal ejercicio 2020.

En concreto, Tubos Reunidos (TR) encadenó su sexto ejercicio consecutivo en pérdidas. En 2020, los números rojos superaron los 101 millones, más que duplicando los resultados negativos de 2019, mientras que las ventas cayeron un 15%, hasta 241 millones.