- La que ha podido ser la junta de accionistas ordinaria más importante de la historia del Igualatorio Médico Quirúrgico apunta a generar una larga resaca. Los socios secundaron el viernes de forma mayoritaria autorizar al consejo de administración a abrir una negociación con Caixabank Adeslas para que se convierta en socio del grupo, ya lo es del área de Seguros.

Sin embargo, la Asociación en Defensa del Modelo de Igualatorio que concentró el 41% de los votos y que busca precisamente impedir que Adeslas tome el control de la compañía, considera que la junta no se desarrolló dentro de los parámetros de la legalidad y analiza el acta para decidir si impugna la asamblea.

La duda principal es la posición que tomó el consejo de administración en la votación en la que se solicitaba el cese del principal órgano de gobierno. A juicio de Ademi, los consejeros estaban obligados a abstenerse porque estaban directamente afectados por la petición. Sin embargo, no lo hicieron en bloque y sumaron además los votos delegados que habían reunido para otras votaciones de la junta.

La petición de dimisión no estaba entre los puntos del orden del día y Ademi estima que no se utilizó de forma correcta el voto delegado. La dirección de la compañía, en cambio, considera que “cuenta con argumentos suficientes y jurídicamente sólidos para defender el cambio del sentido del voto de los consejeros”. Lo cierto es que el mandato de los accionistas -iniciar un proceso de búsqueda de un accionistas estratégico- tiene que ser ratificado, si llega a buen puerto, en una junta extraordinaria y es evidente que los accionistas que se oponen van a seguir peleando por cerrar la puerta a Adeslas.

Durante la asamblea del viernes dos consejeros se desmarcaron de la propuesta de la dirección y el expresidente Pedro Ensunza dimitió del órgano de Gobierno.

Los actuales gestores de IMQ consideran que la única vía para garantizar que los accionistas puedan vender sus participaciones, ahora o en el futuro, es contar con un socio que compre los títulos de forma sistemática, más allá de que entren nuevo médicos en el accionariado o de que el propio Igualatorio apueste por la autocartera.

Ademi, en cambio, estima que el orden de los factores “es relevante” en este caso y plantea que la primera opción sea reclutar nuevos accionistas del ámbito sanitario y que, si no se cumplen las expectativas, se busque el apoyo de un socio financiero o de una compañía aseguradora.

Son algunos de los flecos de una junta maratoniana y tensa en la que, lejos de cerrarse las heridas, se agudizó la polarización de las dos grandes sensibilidades, cada vez más alejadas.