- El comisario jubilado José Manuel Villarejo elaboró un informe sobre los polémicos sistemas que empleó para impedir que un grupo de empresarios, liderados por Luis del Rivero, expresidente de la constructora Sacyr, se hicieran con el control del BBVA. Con el fin de evitar esto, Villarejo espió 16.487 comunicaciones entre el 25 de noviembre de 2004 y 26 de febrero de 2005, según publicó ayer el diario El País.

El exjefe de seguridad del Banco, Julio Corrochano, le encargó un resumen de “tres o cuatro folios con las putadas”, según se escucha en las conversaciones grabadas por Villarejo y que están en manos del juez que investiga el caso sobre los pagos -10,28 millones- del banco presidido entonces por Francisco González a la empresa del comisario, Cenyt.

Su forma de trabajar era neutralizar a los atacantes buscando sus puntos débiles con los pinchazos, filtrando información falsa a determinados medios para dominar la opinión pública, sin descartar los sobornos a políticos, según sus propias palabras. Esta situación daba ventaja al BBVA a la hora de defenderse frente a Sacyr.

El juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón ha ido estrechando el cerco sobre las actuaciones del comisario jubilado Villarejo, en prisión desde 2017, relacionadas con los pagos por valor de 10,28 millones de euros recibidos del BBVA a través de Club Exclusivo de Negocios y Transacciones (Cenyt) y otras sociedades.

El banco, en uno de los últimos episodios del caso BBVA-Villarejo, ha enviado un escrito al juez en el que le ofrece los 223 correos que contienen despachos internos de su expresidente, Francisco González, y le pide que incorpore al sumario solo los que considere relevantes para la investigación. Entre todos los documentos aportados a la causa, se describen las primeras actuaciones que el comisario realizó para la entidad, a finales de 2004 y principios de 2005, cuando fue contratado para investigar a las personas que intentaron entrar en el capital del banco y tomar su control.

Entonces, José Manuel Villarejo y el jefe de Seguridad del BBVA, Julio Corrochano, que fue superior jerárquico del comisario jubilado en la Policía, tejieron una red de espionaje que, según la Fiscalía Anticorrupción fue “ordenada, de forma opaca, por la propia presidencia del banco”, cargo que ocupaba Francisco González.

Este les habría requerido que siguieran todos los movimientos de los integrantes del denominado grupo hostil y mantuvieran contactos con grupos de presión, medios de comunicación y profesionales de distinta índole para desestabilizarles. Villarejo y Corrochano sostuvieron en aquellas fechas frecuentes conversaciones en las que daban cuenta de la evolución de las pesquisas, las cuales aparecen en el material entregado por la policía al juez García-Castellón.

En una de esas conversaciones, Corrochano le insiste a Villarejo para que le entregue “tres o cuatro folios con las putadas” (Corrochano llamaba putadas a las operaciones de espionaje de Villarejo) para comunicárselas al “jefe”. “Más de cuatro folios no se los lee ni Dios”, y de esa forma “se queda tranquilo de que se ha hecho la inversión”, le dice.

La Fiscalía Anticorrupción pide ocho años de cárcel para el empresario Juan Muñoz, marido de Ana Rosa Quintana, por haber contratado a Villarejo para obtener información reservada para presionar a un exsocio por una deuda.