El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, ha afirmado que el Plan de Resiliencia 2020 adoptado por la compañía para hacer frente a la crisis por la pandemia del Covid-19 "permite mantener el compromiso de remuneración al accionista y con la sociedad", avanzando en el objetivo de ser compañía cero emisiones netas".

En su discurso ante la junta general de accionistas, celebrada por primera vez de manera telemática por la crisis sanitaria, Imaz reafirmó, a pesar del díficil entorno actual, la apuesta de Repsol por ser una compañía cero emisiones netas en el año 2050.

"La compañía seguirá avanzando en el camino de la transición energética, como proveedor multienergía hacia un modelo de bajas emisiones y el primer paso lo daremos este mismo año, cumpliendo nuestro objetivo de reducir un 3% el indicador de intensidad de carbono", dijo.

El ejecutivo de la compañía destacó el impacto de la crisis del coronavirus en el entorno económico y, especialmente, en un mercado como el de los hidrocarburos, con una "situación de exceso de oferta no vista en décadas y que lastra consigo los precios del petróleo", que llegaron en los últimos días de marzo a cotizar por debajo de los 23 dólares por barril de Brent.

Ante este reto por el Covid-19, Repsol, que tenía previsto haber presentado al mercado el pasado 5 de mayo una nueva 'hoja de ruta' para la compañía -aunque ante la situación excepcional por la crisis sanitaria decidió postponerla hasta finales de año o principios de 2021-, adoptó un Plan de Resiliencia para 2020.

Este plan contempla la puesta en marcha de iniciativas que supondrán reducciones añadidas de más de 350 millones de euros en los gastos operativos y de más de 1.000 millones en las inversiones, así como optimizaciones del capital circulante próximas a 800 millones de euros respecto de las métricas inicialmente presupuestadas.

A este respecto, Imaz destacó que el grupo "lleva muchos años demostrando que es una compañía resiliente, capaz de salir adelante en contextos desfavorables".

Por ello, en el turno de preguntas de los accionistas, afirmó que la actual crisis no supondrá un obstáculo en ese camino hacia la descarbonización de la compañía. "Rotundamente no", dijo, destacando como pilares "la solidez del balance y la remuneración al accionista", manteniendo como eje estratégico la flexibilidad, poniendo el foco en la rotación y mejora de la cartera de activos y en la generación de caja.

REITERA OBJETIVO DE 7.500 MW RENOVABLES EN 2025

Además, dentro de ese camino de transición en que se encuentra la compañía para ser una 'multienergética', Imaz mostró también su satisfacción porque Repsol se haya consolidado como actor relevante en generación renovable, y a día de hoy cuente con casi 3.000 megavatios (MW) en operación y otros casi 2.000 MW en desarrollo.

A este respecto, el consejero delegado de Repsol reiteró el objetivo anunciado el pasado mes de diciembre por la compañía de alcanzar los 7.500 MW 'verdes' en 2025, que incrementaba en 3.000 MW su meta de capacidad de generación de electricidad baja en carbono.

Además, Imaz destacó el comportamiento del negocio de Electricidad y Gas, que superó en 2019 el millón de clientes, un aumento del 31% respecto al inicio de esta actividad, y que ha lanzado también en este periodo soluciones innovadoras para el autoconsumo y la generación distribuida.

"EL COVID-19 HA ENSEÑADO QUE NECESITAMOS LOS MATERIALES PLÁSTICOS"

Por otra, el directivo apuntó los avances en la internacionalización de sus negocios comerciales y en la estrategia de diferenciación del área química, cuya aportación en la lucha contra el coronavirus está siendo indispensable.

"Este Covid-19 ha enseñado que necesitamos los materiales plásticos. Nadie quiere guantes de papel o mascarillas de cartón, buscamos los materiales plásticos, que son los que nos protegen, y nuestra obligación es fabricarlos y apostar por una economía circular donde reciclemos estos materiales", dijo Imaz en el turno de preguntas de los accionistas.