Vienes curvas, pero el Gobierno vasco considera que hay que seguir invirtiendo en salud y en I+D+i en el sector sanitario y farmacéutico.

Hay analistas que comentan que a partir de ahora todo será diferente, ¿comparte esa visión?

Se ha demostrado que es clave en la situación actual continuar realizando inversiones importantes, como ha hecho Euskadi. Se ha seguido apostando por un sistema de salud bien preparado, moderno, que dé servicio a toda la ciudadanía. No podemos bajar la guardia y tenemos que seguir invirtiendo, introduciendo los sistemas más modernos. Apostando por la I+D+i en el sector farmacéutico, en el equipamiento sanitario y procurando que el sistema de salud esté preparado para una situación como la que estamos viviendo, porque no será la última. Y otro tanto en los servicios sociales.

¿Y en el ámbito económico?

—En cuanto a la actividad económica estamos aprendiendo cosas importantes: dónde tenemos la cadena de suministros, cuáles son los puntos críticos y vamos a tener que tener una alternativa más cercana. Y también está la importancia de la digitalización. Hasta ahora nos hemos centrado más en la digitalización de los procesos productivos, pero no tanto en utilizar la digitalización como medio de trabajo. No estamos acostumbrados a cuestiones como las videoconferencias y muchos viajes, muchas reuniones presenciales probablemente van a verse reducidas y vamos a ganar en tiempo y eficiencia. Espero que eso sea la parte positiva de todo esto.

El sector de la biosalud tiene posiblemente la necesidad de crecer para atender esta crisis. ¿Les han transmitido alguna inquietud al respecto?

—Como todos, no están pidiendo liquidez si se ven obligados a cerrar. Sin embargo, percibo todo lo contrario. Es un sector con el que se está trabajando mucho, muy de la mano, tratando de prever soluciones. Soluciones novedosas, transformando algunas de las actividades que realizan para proveer las primeras necesidades actuales de Osakidetza. Están siendo muy generosos.

¿Cuánto puede durar el parón?

—Me encantaría poder responder a esa pregunta, pero lo único que podemos analizar es qué ocurre en otros lugares. Si China, que es la primera afectada, estableció el confinamiento a mediados de la segunda quincena de enero y a finales de marzo están en un 80% de capacidad de producción industrial, Euskadi tardará entre dos o tres meses. Me gustaría que esa fuera la referencia.

¿Y cuánto puede durar el periodo de recuperación?

—Dependerá de qué es lo que ocurra en nuestros mercados principales. Si la Unión Europea en su conjunto consigue controlar la situación sanitaria en dos o tres meses, si para entonces Asia ya la tiene controlada también y América está también mejor, en ese momento, la recuperación puede ser muy rápida. Mientras llega ese escenario, tenemos que ir recuperando actividad poco a poco, manteniendo las condiciones de seguridad y la cautela. Pero vamos a tener que estar controlados todos a nivel sanitario para que la economía global se recupere de forma general.