BILBAO. La huelga general prevista para el 30 de enero del próximo año rompe con el formato de convocatoria sindical al uso. Euskadi vivió ocho huelgas generales entre 2008 y 2013 contra los recortes y las reformas laborales, pero esta medida de presión ha dejado paso en los últimos años a otras fórmulas. Así, los sindicatos han convocado paros generales con motivo del 8 de marzo los dos últimos años, siendo la de este próximo enero la primera vez que desde el ámbito sindical se abre el planteamiento de una huelga a una cuestión social como son las pensiones.

Esta confluencia -en la que entran también colectivos sociales, de estudiantes o feministas- responde a una serie de contactos y reuniones que se remontan a la pasada primavera. La iniciativa partió de los pensionistas, al menos de una parte, ante la sensación de que, tras desarrollar manifestaciones masivas, era el momento de ir un paso más allá para implicar a trabajadores y al resto de la sociedad en su movimiento.

Con ese planteamiento el pasado verano se formuló internamente, tras numerosas reuniones, una primera propuesta de convocatoria de paros parciales para el 14 de noviembre. En el momento en el que entran en juego convocatorias que afectan al ámbito laboral es necesario el concurso de algún sindicato, para lo que se pulsó la opinión de las cuatro grandes centrales vascas, además de otras organizaciones sindicales más pequeñas.

Finalmente, y ante la convocatoria de elecciones en el Estado el 10 de noviembre, se tomó la decisión de retrasar la movilización a enero, para acordar la fecha del 30 hace escasas dos semanas. La protesta cuenta con el respaldo de las organizaciones que firman la Carta de Derechos de Euskal Herria (integrada, entre otras organizaciones, por los sindicatos ELA y LAB), además de otros colectivos sociales, de estudiantes y jóvenes y feministas. Los sindicatos CC.OO. y UGT, por su parte, se han desmarcado de la convocatoria.

Además de ELA y LAB, destacan entre las organizaciones que respaldan el paro general los sindicatos ESK, Steilas, Etxalde, Ehne, Hiru y CNT, así como organizaciones como el Sindicato de Estudiantes, Ikasle Ekintza, Eragin o Ernai. También hay colectivos sociales -la mejora de la cobertura de las ayudas sociales figura entre las principales demandas- como Berri-Otxoak o la PAH de Bizkaia.

En el movimiento de pensionistas se ha abierto una grieta. Su pluralidad hace que haya una parte que respalden la convocatoria y otro sector que considere que las protestas laborales no están entre los cometidos de una plataforma de personas ya jubiladas. Y eso a pesar de que fue el propio colectivo el que activó la palanca de cara a componer una convocatoria de este tipo para unir sus reivindicaciones con las de trabajadores y jóvenes - A. L.