berlín/washington - Alemania comienza a ofrecer síntomas de que el frenazo de la mayor economía europea, al borde de la recesión tras contraerse un 0,1% en el segundo trimestre, está haciendo mella en el mercado laboral. El número de desempleados aumentó en agosto en 4.000 personas y el país acumula ya cuatro meses en los que no ha logrado reducir el paro, después de 22 meses seguidos a la baja, según los datos ajustados estacionalmente de la Agencia Federal de Empleo hechos públicos ayer.

De este modo, y a pesar de que la tasa de paro se haya mantenido estable en el 5%, el número de desempleados en Alemania ha subido hasta 2,289 millones.

Asimismo, el subempleo ha registrado en agosto un incremento mensual de 3.000 personas en datos ajustados, hasta un total de 3,203 millones, cifra que representa un descenso de 29.000 subempleados en un año.

“La desaceleración económica está dejando su marca en el mercado laboral”, reconoció ayer el director de la Agencia, Detlef Scheele, después de que el desempleo y el subempleo hayan aumentado en agosto. “El crecimiento del empleo persiste, pero pierde impulso y la demanda de trabajadores de las empresas ha vuelto a caer desde niveles elevados”, añadió.

En datos no corregidos estacionalmente, el número de parados en Alemania aumentó en agosto en 43.900 personas, hasta 2,319 millones, elevando en una décima la tasa de paro, hasta el 5,1%.

“En datos no ajustados, se trata de la peor evolución del mercado laboral en agosto desde la reunificación”, señaló Carsten Brzeski, economista jefe de ING Alemania en declaraciones a Europa Press. Para Carsten, los malos datos laborales de agosto significan que “el escudo de protección contra la desaceleración industrial y los problemas externos se hace cada vez más fino”.

ee.uu. Gran parte de los problemas de la Alemania están vinculados a la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Y precisamente también ayer la primera del mundo confirmó su ralentización al registrar un avance a un ritmo anual del 2% en el segundo trimestre de 2019, una décima por debajo del cálculo preliminar oficial para ese período, informó ayer el Gobierno. En el primer trimestre del año, la economía estadounidense había registrado un crecimiento del 3,1%.

El parón se produce a pesar de que el gasto de los consumidores -que en EE.UU. supone dos tercios de la actividad económica- aumentó un sólido 4,7% en el trimestre, frente al 4,3% del cálculo previo. Asimismo, los beneficios empresariales crecieron un 4,8%, la mayor alza desde el primer trimestre de 2018. Ante las creciente dudas globales, los consumidores son los que están tirando de la actividad económica mientras que los negocios parecen haber pulsado el botón de pausa.

El presidente estadounidense, Donald Trump, llegó a la Casa Blanca con la promesa de llevar al país a un crecimiento sostenido por encima del 3% anual, algo que por ahora no ha cumplido. Para ello aprobó una multimillonaria reforma fiscal que incluyó notables disminuciones de impuestos para las empresas y, en menor medida, para los trabajadores.

Por su parte, la guerra comercial desatada con China, por el proteccionismo comercial del presidente Trump, ha aumentado la preocupación entre los empresarios, con multimillonarios aranceles tanto a la exportación como a la importación. De modo que todo apunta a que el cambio de ciclo se acelerará para el gigante americano. - E.P./Efe