BILBAO - El futuro de la empresa Construcciones Navales del Norte-La Naval, titular del astillero de Sestao, sigue muy oscuro pese a las movilizaciones de los trabajadores en defensa de su continuidad. Y la situación no es fácil porque los inversores privados no quieren saber nada del lastre heredado de una empresa quebrada y porque la normativa europea no permite ayudas públicas para salvar a una compañía privada. De hecho, no hay que olvidar que las autoridades de Competencia de la Comisión Europea abrieron un expediente, ya cerrado, tras señalar en su día el Gobierno vasco que podía participar de forma minoritaria en el capital, algo que en Europa consideran que no se ajusta a derecho y avisan que siguen vigilantes el proceso de liquidación, según fuentes del sector.

En septiembre de 2017, el lehendakari Urkullu señaló que el Gobierno vasco estaría dispuesto a tomar una pequeña participación en la sociedad que tomase el control de La Naval de Sestao una vez aclarado el proceso concursal y siempre que existiese un plan de viabilidad. Esta afirmación movió a las autoridades comunitarias a abrir un expediente por posibles ayudas públicas.

La dirección general de la Competencia de la Unión Europea remitió en el otoño de 2017 una carta a los gobiernos español y vasco advirtiéndoles de las “notables limitaciones” que existen para conceder ayudas financieras públicas a empresas privadas que se encontrasen, como era el caso entonces, en concurso de acreedores.

Aunque el expediente de la Competencia europeo se ha cerrado, Bruselas ha advertido a las autoridades que seguirá vigilante el proceso de liquidación de CNN-La Naval para evitar la aplicación de ayudas públicas durante el mismo.

Esta situación está, según fuentes del sector, detrás de la postura del Ministerio de Industria español que comunicó el pasado viernes en Madrid al comité de empresa de La Naval en la entrevista que mantuvo la ministra Reyes Maroto con la representación de los trabajadores, que la normativa europea impide la compra pública del astillero vasco, pese a que los sindicatos consideran que es factible, normativamente hablando, que los Gobiernos español y vasco puedan hacerse con la empresa naval.

El secretario del comité de empresa de La Naval, Juanjo Llordén, ha señalado, una y otra vez, que “es viable y legal” una operación que permitiría mantener la actividad en el astillero consistente en que la SEPI y Navantia comprasen los activos de la draga que se estaba construyendo en Sestao para poder alquilarla más tarde. Y que, posteriormente, La Naval podría ser adquirida por la SEPI y Navantia, con el propósito de acometer un nuevo proyecto industrial.

Este es el clavo ardiendo al que se quieren agarrar los trabajadores pero la postura de las autoridades europeas de Competencia es totalmente contraria, según el Ejecutivo. Más factible, según fuentes del sector, sería que una vez liquidada la actual empresa, en las instalaciones de La Naval se iniciase, desde cero, un nuevo proyecto empresarial de construcción naval. En este contexto sí hay algunos inversores privados interesados, incluido uno extranjero, pero ello pasa por la liquidación de CNN La Naval y la extinción de los contratos laborales de todos los trabajadores.

Hoy, concentración Los trabajadores de La Naval de Sestao se concentrarán hoy, una vez más, ante la sede de la SPRI en Bilbao, de diez a once de la mañana, para insistir en su reclamación de la continuidad de la actividad del astillero, según acordó la plantilla en su última asamblea celebrada en Sestao.

Como se recordará, la empresa está en proceso de liquidación desde septiembre de 2018 y con un ERE de extinción de contratos para toda la plantilla. Los 173 trabajadores ya recibieron el auto de despido con fecha el pasado 28 de febrero.

No hay que olvidar que la SEPI se ha comprometido, en base a los acuerdos de 2006, a recolocar a 150 trabajadores procedentes de Izar La Naval en los astilleros de Navantia, de Ferrol y Cádiz.

El colectivo laboral, en el que unos sindicatos y otros mantienen posturas diferentes, tiene previsto celebrar, el lunes, día 25, en la entrada del astillero, junto al hotel La Naval, una nueva asamblea general de trabajadores a las seis de la mañana para decidir las siguientes movilizaciones a realizar. En estas asambleas no tiene previsto participar el sindicato UGT que considera que desde que el Juzgado de lo Mercantil notificó el despido de la plantilla de La Naval, la sección sindical desaparecía y dejaba de tener responsabilidades, de manera, que, a partir de ese momento funcionan únicamente como sindicato con representación en Euskadi y en España, y como federaciones sindicales.

Por su parte, el presidente de Cebek, Iñaki Garcinuño, señaló ayer en una entrevista radiofónica que “el hecho de la situación de La Naval -quizá porque sea mediáticamente una empresa potente, que genera un industria auxiliar más potente- es preocupante pero no sorprende porque durante la crisis el 10% de las empresas se murieron, no salen todas en manifestación, ni tienen la capacidad de convocatoria que tiene La Naval”, señaló el dirigente empresarial.

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