BILBAO - La plantilla de CEL votó ayer a favor de la oferta de compra planteada por el grupo italiano Lucart, que obtiene así el aval necesario para hacerse con el grupo papelero de Enkarterri. Fuentes de los trabajadores explicaron a DEIA que, tras el sí mayoritario -170 votos a favor por veinte en contra-, la operación será rubricada en la reunión de hoy entre el administrador concursal y la dirección de la multinacional italiana. Finalmente se mantendrán 145 puestos de trabajo, después de que el número de despidos quedara reducido a cinco, para los que se sigue negociando para que reciban el mismo tratamiento beneficioso de las bajas incentivadas. Está previsto que, una vez dé su visto bueno el juez concursal, las plantas de CEL vuelvan a estar operativas a principios de 2018.
Una de las principales firmas industriales vascas en crisis, como es el grupo CEL, logra de esta manera un salvavidas para garantizar su continuidad. La salida llega después de varios meses de incertidumbre en los que al menos cuatro posibles inversores han visitado las instalaciones de la empresa -una firma portuguesa, otra chilena y otra catalana-, aunque tres de ellos se cayeron finalmente de la puja. Únicamente la multinacional con sede en Porcari, en la región italiana de Toscana, acabó por formalizar una oferta al administrador concursal.
En ella se incluía, además de 6,3 millones de euros para hacerse con la compañía vasca, una previsión de inversión que ronda los 20 millones de euros en los próximos cinco años. Lucart es uno de los principales grupos papeleros de Europa y cuenta con presencia en varios países del continente, con lo que se presupone que su llegada tiene como objetivo relanzar la actividad industrial.
En cuanto al plan social, la dirección de la firma italiana no ha movido su posición inicial de preservar 145 de los más de 200 puestos de trabajo. Esa ha sido la principal arista en la negociación entre la plantilla y la empresa italiana en las últimas semanas, en las que el comité trató de rescatar todos los empleos, aunque finalmente la reducción se hará a base de prejubilaciones y bajas incentivadas.
Incluso hizo una propuesta de transición al grupo papelero de Toscana que consistía en aplicar un ERE temporal rotatorio para toda la plantilla, de forma que ningún trabajador quedara en el paro y se pudiese levantar la medida de regulación una vez puestas en marcha las nuevas inversiones previstas. Sin embargo, en las reuniones producidas en los últimos días, que han ido acompañadas de movilizaciones por las calles de Bilbao e interpelaciones a las instituciones para presionar a Lucart, no ha llegado el compromiso de los directivos italianos con el mantenimiento de todo el empleo. El fuerte endeudamiento del grupo papelero de Enkarterri, heredero de Virtisú -que cuenta con plantas en Zalla, Güeñes y Artziniega- y las previsiones de producción que se han trazado no dejan margen para volver a la actividad con una plantilla más amplia, según las explicaciones dadas por Lucart al comité de empresa.
fin del plazo Así las cosas, hoy termina el plazo fijado por la administración concursal para aceptar o rechazar la entrada de los italianos, con lo que ayer por la tarde se votó en asamblea la última oferta. La plantilla dio un sí mayoritario a un plan social que incluirá quince bajas incentivadas y en torno a una treintena de prejubilaciones, con lo que los despidos quedarán reducidos a cinco, aunque los trabajadores desconocen aún quiénes serán los afectados. La llegada de Lucart supondrá, en principio, rebajas salariales que en algunos casos podrían ser significativas, si bien la magnitud será fijada en negociación con los trabajadores.
Lucart también plantea poner en marcha un ERE de suspensión mientras se cierran los flecos de la operación de compra, aunque está previsto que las plantas vuelvan a ponerse en marcha en poco tiempo, posiblemente a comienzos de 2018. La entrada de la multinacional transalpina acarreará también cambios logísticos y traslado de maquinaria entre las distintas plantas.
El grupo CEL retomará así la actividad de la mano de una multinacional consolidada en el sector del papel que pasará a contar con más de una decena de plantas productivas en Europa. Lucart cuenta, antes de formalizar la compra de CEL, con 1.300 trabajadores y suma una producción anual de unas 310.000 toneladas de papel y tisú.
Tanto Gobierno vasco como Diputación de Bizkaia avalan la entrada de la firma italiana y dejaron entrever que se trata de un inversor fiable que llega con vocación de consolidar un proyecto industrial de futuro.
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