EL dios Neptuno quiso estar presente y desencadenó una de sus feroces tempestades en el momento preciso en el que los remeros de Zierbena construían un arco con sus remos para que las autoridades, civiles y políticas, entrasen en el almacén general de Bahía de Bizkaia Gas (BBG) bajo una metáfora: el ingenio, la técnica y el sudor, las tres Gracias del remo que te llevan allá donde desees. En el caso de ayer, hacia un porvenir rosado como el revés de un naipe. Bajo ese zócalo de fibra de carbono, insisto, desfilaron el lehendakari Iñigo Urkullu; el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao; Juan Andrés Díez de Ulzurrun, director general de Enagás; su presidente, Antonio Llardén; el alcalde de Zierbena, Marce Elorza; la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejería; la consejera Arantza Tapia; el presidente de Sener, Jorge Sendagorta; Asier Atutxa, del Puerto; la directora General del Ente Vasco de la Energía, Pilar Urrutikoetxea o Carlos Urquijo, entre otros. Llegaban con el paso apurado por la tormenta recién desatada que apenas dio tregua, el tiempo justo para posar a los pies del tercer tanque de Bahía Bizkaia, el as de corazones que permite a Bahía Bizkaia sentarse a la mesa de los grandes del gas en el ancho mundo.

A cubierto en el gran almacén (la frase gasta reminiscencias de tango...) tomó la palabra Juan Andrés Díez, quien se sacó una pequeña espina. “No perdono que a un hombre de Urdaibai le hayan hecho pasar bajo los remos de Zierbena”, dijo en tono jocoso. Habló del tanque -“el primero que se hace con tecnología de aquí gracias a Sener”, apuntó- y sus mil y un virtudes y le pidió a Unai Rementeria “el mismo trato fiscal que nos ha dado José Luis Bilbao”. Habló del tanque, insisto. Y lo hizo con precisión de cirujano cuando detalló sus tres capas, con el revestimiento último de hormigón armado. Se diría que hablaba de un caballero andante que empuja al gas en Bizkaia hacia la gran aventura, con una nueva armadura. Antes de que tomasen la palabra el presidente de la compañía, Antonio Llardén, y el propio lehendakari, Iñigo Urkullu, se proyectó un hermoso vídeo de la construcción del tercer tanque. La ascensión de la cúpula escarlata sobre el bloque de hormigón recordaba a un amanecer. Una metáfora más en la fría mañana.

Más adelante Llardén habló del paso adelante dado para jugar en las Ligas Mayores y el lehendakari recordó el éxito de la apuesta de Euskadi por un nuevo modelo energético, antes de firmar ambos, en el monolito conmemorativo

los valientes “Hay que ser valientes para soportar este frío”, chistó alguien, sotto voce, entre los presentes. Fueron muchos. Desde Luis Gabiola hasta José Ángel Corres, pasando por Sosthene Ndikuriyo, Fernando Impuesto, Walter Manara, Guillermo González, Joseba Aurrekoetxea, Carlos García, en nombre de Capitanía; Urtzi Urrutia, Ieneko Pinilla, Alex Llaguno y María Fernández, baristas formados por Fundación Síndrome de Down; Adolfo González Barroeta, José Manuel Betanzos, Carlos Alzaga, Claudio Rodríguez, Roberto Urkitza, Cristina Ruiz, Ignacio Erice, José María Pascual, Miguel Lafuente, Txente Amiano, Luis Miguel Palancar, Rosa Medina, José Ángel Hernáez, Jorge Aldamiz, Daniel Parejo, Imanol Pradales y una legión de técnicos y amigos de Bahía Bizkaia Gas.