Bilbao. Mientras el tiempo se agota pues las cajas interesadas en Caja Castilla-La Mancha (CCM) tienen hasta finales de mes, esta semana, para entregar su propuesta formal de compra -y a mediados de noviembre el Banco de España dirá a quién se le adjudica, con el visto bueno del Fondo de Garantía de Depósitos de las Cajas- algunos medios estatales impresos y ediciones digitales aseguraban ayer que la BBK habría propuesto un plan de viabilidad al Banco de España consistente en "adquirir CCM pero, lejos de integrarla en su balance, convertirla en un banco del que la caja de ahorros vizcaina sería propietaria al 100%".
Fuentes de la BBK se negaron en redondo a comentar la posibilidad alegando que están atados a un pacto de confidencialidad con el Banco de España y con UBS y Deloitte, entidades encargadas de analizar técnicamente las posibles ofertas sobre la caja manchega, intervenida por el Banco de España en marzo, al estar a un paso de la quiebra.
Con independencia de otras consideraciones vertidas en los precitados medios, el objetivo, indican, sería preservar la actual composición en la asamblea de BBK pues en el caso de una absorción de la entidad manchega por la vía habitual de las cajas de ahorros, habría que incorporar representantes e impositores procedentes de CCM. Algo que no casaría, según dejó claro el presidente de la BBK Mario Fernández con sus declaraciones de que bajo ningún concepto se pondría en peligro el control de la caja de ahorros por la sociedad vizcaina en una operación de fusión.
Sea como fuere, y al margen de que otras entidades financieras interesadas en CCM hayan trasladado su plan de viabilidad en términos similares a los que BBK lo pudiera haber hecho, esta posibilidad o este tipo de estructura no sería vista, de salida, con agrado por el gobernador del Banco de España, Fernández Ordóñez, más partidario de concentrar el número de entidades sin abrir la caja de pandora de las figuras jurídicas de las cajas. Técnicamente la operación no tendría especial dificultad pues, aseguran fuentes conocedoras de otros procesos, se basaría en un traspaso de activos y pasivos de la caja castellano-manchega a una estructura vacía que mantendría la marca CCM y a algún establecimiento de crédito de BBK.