En muchos trabajos se repiten ciertas situaciones que todo el mundo da por hechas. “Te quedas un rato más”, “mañana entras más tarde”, “el lunes empiezas vacaciones”. Suena familiar, ¿verdad? Pero lo que mucha gente no sabe es que detrás de esas frases tan habituales puede haber un abuso laboral. Y no uno menor. Hablamos de acciones que la ley prohíbe claramente, aunque se disimulen como favores o decisiones de última hora. Si te ha pasado alguna de estas cosas, el abogado laboralista @un_tio_legal_ ha lanzado un video para aclarar tus dudas.

Las horas extra no son obligatorias

Que te pidan que te quedes un poco más al final de la jornada es algo que se escucha mucho. Pero la ley es clara: las horas extra se hacen solo si tú quieres. Nadie puede exigírtelo. No es una cuestión de “compromiso” ni de “echar una mano”. Si no estás de acuerdo, no tienes que hacerlas. Y si accedes, esas horas deben pagarse o compensarse con tiempo libre, según lo que diga tu convenio. No es algo opcional para la empresa.

Tu jefe no puede llamarte a cualquier hora

Terminas tu jornada, te vas a casa y te llega un mensaje del jefe. ¿Tienes que contestar? No. Desde hace tiempo existe un derecho que protege tu tiempo personal: la desconexión digital. Esto significa que no estás obligado a responder mensajes, llamadas o correos fuera de tu horario. Y da igual si estás en casa, de viaje o teletrabajando: cuando acaba tu jornada, el trabajo se detiene. El descanso también forma parte de tus derechos.

Un hombre responde una llamada en su teléfono móvil. Freepik

Cambiarte el horario de un día para otro no está permitido

Hay empresas que, sin previo aviso, modifican turnos, adelantan entradas o alargan salidas. Pero la norma dice lo contrario: para cambiar tu horario tienen que avisarte con al menos cinco días de antelación. No es legal improvisar sobre la marcha, salvo que haya una causa justificada y urgente. Si lo hacen contigo de forma repetida, están incumpliendo la ley. Y puedes reclamarlo.

Las vacaciones se acuerdan, no se imponen

Un clásico: te dicen que el lunes empiezas vacaciones... y tú ni lo sabías. Pues eso no es legal. Las vacaciones deben planificarse con dos meses de antelación, y no pueden decidirse sin contar contigo. Es algo que debe acordarse, no anunciarse como una orden. Si te las imponen sin avisar, puedes negarte y exigir que se respeten tus tiempos. Porque descansar también implica poder organizarse.

Uno de los puntos que el abogado enfatiza es la necesidad del permiso expreso para disfrutar de las vacaciones Freepik

Reducirte la jornada no es un simple ajuste

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Cuando una empresa te plantea bajarte de 40 a 20 horas, no es solo un cambio de horario. Es una modificación de tus condiciones de trabajo, y no puede hacerse de cualquier forma. Si tú no lo aceptas, no pueden obligarte a firmar nada. Y si el cambio afecta mucho a tu situación (como una reducción drástica de horas o sueldo), incluso tienes derecho a romper el contrato y recibir una indemnización de 20 días por año trabajado. Es tu decisión, no la suya.

Muchas veces no se reclama por miedo, por rutina o porque se cree que es lo normal. Pero no lo es. Estas prácticas son abusos camuflados de informalidad, y es importante tener claro que la ley está de parte del trabajador. No se trata de crear conflictos, sino de poner límites y hacer valer tus derechos. Porque tu tiempo, tu salario y tu bienestar no son moneda de cambio.