CONSOLIDAR una trainera en lo más alto no es cosa de un día. Se necesitan años y años de trabajo. Muchas etapas y continuos altibajos para llegar al lugar que todos desean. Portugalete vive el inicio de este camino. El regreso de la Jarrillera al agua y el primer año compitiendo en la ETE de este proyecto. Lo hacen con una tripulación en la que muchas remeras están conociendo lo que es remar en una regata de traineras este curso. Dos de esas bogadoras que se estrenan en estas lides son Jazmín Castro (Portugalete, 1992) y Maddi Onaindia (Portugalete, 2002). Entre sus objetivos los resultados clasificatorios están apartados, la única meta es aprender e ir dando pasitos hacia delante en este mundo. Algo que durante esta primera temporada estival están cumpliendo con creces y cada vez se ve mejor a la embarcación vizcaina en el agua. Pero lo más importante no es la progresión deportiva, es la unión creada que hace que sean optimistas de cara a que este proyecto tenga continuidad y sea algo más que un hecho aislado.

El proyecto de Portugalete se creó con una mezcla de remeras salidas de las categorías inferiores del club y otras que se montaron por primera vez en una trainera este curso. “Vine aquí por una amiga, que me dijo que iba a ser algo progresivo y yo quería hacer deporte. En mi día a día no tenía el remo tan presente, pero en Portu hay una cultura del remo impresionante. Me gustó mucho y ahora estoy bastante a gusto”, explica Onaindia. La manera de afrontar el proyecto, sin querer correr más de la cuenta y asentando unas bases primero fue una motivación para que bogadoras sin tanta experiencia se animaran a unirse a la Jarrillera. “Nos propusieron que el primer año era para estar y participar y que ya el año que viene nos plantearíamos otros objetivos. Con esa idea sí que decidí embarcarme”, añade Castro.

Las primeras regatas de Portugalete en la competición no fueron fáciles. Las primeras regatas evidenciaron la falta de experiencia y las rivales, mucho más curtidas, les dejaron bastante atrás y también aparecieron problemas inesperados. “Al final son los nervios de las principiantes. Al principio nos costaba hasta coger la estacha y aparte teníamos más problemas. Era un reto cada día que salías y no sabías que esperar”, apunta Castro. Pero cada regata fue una lección aprendida y la ilusión no disminuyó. Eso, unido al trabajo realizado, hizo que la imagen en el agua mejorara y las distancias cada vez fueran más cortas. “Está yendo bastante bien el año. Nos hemos centrado en ir regata a regata y estamos mejorando cada semana. Sabemos que estamos para aprender lo primero y que lo más importante era hacer bloque entre nosotras”, comenta Onaindia.

En ese trabajo constante por hacer bloque, una de las claves ha sido el buen ambiente que reina en la tripulación. “Es la base de todo. Nos juntamos remeras que están en su primer año, como es mi caso, con gente que lleva toda la vida. Estamos gente que vive el remo de diferente manera y eso nos equilibra un poco. Lo importante es saber aceptar el punto de vista de cada una”, reconoce Onaindia. “Estamos muy a gusto todas con todas. Es como venir con la cuadrilla. Aprendemos de todos, ya sea como remeras o como personas”, añade Castro. Con ese objetivo cumplido con creces, ahora toca disfrutar y en el calendario hay una cita marcada: La Bandera de La Concha. “Estar en esa clasificatoria será el premio del año”, afirman.

Estas experiencias obtenidas y las regatas que quedan por disputarse este año son una motivación para las remeras de Portugalete. Razones más que suficientes para tratar de seguir con el proyecto y escribir un nuevo capítulo el próximo curso. “Me imagino que nos volveremos a reunir a la vuelta de septiembre y la mayoría vamos a decir que sí seguro porque hemos hecho un buen bloque. No tengo ninguna duda”, afirma Castro. Palabras que llegan en medio de una temporada en la que la Jarrillera ha cumplido dos objetivos llenos de complejidad como son conseguir sacar la embarcación al agua y asentar una tripulación de cara a futuras temporadas. Ahora, solo queda seguir con el camino y seguir aprendiendo para fijarse nuevas metas.