EN los últimos años, la única posibilidad para remar en la ACT para las remeras vizcainas era acudir a Gipuzkoa. Innumerables viajes en la carretera y veranos más tiempo fuera que en casa para poder luchar por las banderas más prestigiosas del banco fijo. Muchos sacrificios que, en algunas ocasiones, tienen grandes recompensas. Ese es el caso de Amaia Galdos (Ondarroa, 1994). La bogadora vizcaina lo ganó todo con Orio. Vencedora de dos Ligas Euskotren y dos Banderas de La Concha. Sin embargo, hubo un momento en que las victorias y esa tensión no era suficiente y este curso decidió regresar a casa. Galdos se unió a la Antiguako Ama. Fue todo un cambio. Cambio de categoría y de rol en una tripulación mucho más joven donde ahora es una de las veteranas. Con su nuevo equipo lucha por afianzarse en la parte noble de la ETE y trata de aportar su granito de arena en el crecimiento de esta joven tripulación.

Los cambios fueron importantes este curso en Ondarroa. La tripulación que estaba asentada en la ETE y que apuntaba a dar otro paso más este curso, sufrió muchos cambios y hubo que iniciar un proyecto nuevo con jóvenes remeras de la cantera. Las prolíficas categorías inferiores del club ondarrutarra sirvieron para formar un equipo de garantías, pero dar el salto a la trainera no es sencillo y la juventud muchas veces es sinónimo de irregularidad. “Pensábamos que íbamos a andar algo mejor, pero estamos siendo bastante irregulares. Pero tenemos un bloque joven y esperemos que a partir de ahora vayamos mejorando. Han subido un montón de juveniles y la falta de experiencia se nota. Para hacer bloque está complicado”, cuenta Galdos, que también es una de las nuevas incorporaciones del equipo. “En Orio estaba a gusto, disfrutaba, pero con el trabajo y cuatro años yendo y viniendo se me hacía muy pesado. En verano disfruté de la temporada, pero sabía que así no podía seguir y como quería seguir remando, decidí hacerlo en casa”, explica.

La vuelta a casa trajo un importante cambio para Galdos. Por un lado se acabaron las horas interminables en la carretera y la comodidad de remar en casa fue una importante mejora. Pero por el otro lado, tuvo que adaptarse a una nueva realidad, un nuevo escenario muy diferente al que tenía en Orio. “Al principio se me hizo un poco duro, fue bastante cambio del nivel de Orio a Ondarru se notaba. He cambiado el chip y es otra forma de remar”, cuenta la ondarrutarra. Todo un proceso de adaptación a marchas forzadas. Cambios de entrenamientos y también de objetivos. De pelear por todo en la Liga Euskotren a verse en una competición muy diferente. “Buscaba una remada que aquí no había y la manera de exigirme me costó bastante. Yo iba buscando una cosa y el equipo otra. Al principio no acertaba”, declara.

Una de las veteranas

Galdos se encontró con una realidad diferente en Ondarroa y también con un papel que desempeñar. Dejó de lado un grupo en el que la mayoría eran de edades similares y pasó a ser una de las veteranas en su nueva tripulación. “La patrona me dice que soy la amatxu. Al principio cuesta, pero luego te amoldas. Al ser equipo joven, tratas de ayudarlas y también intento aprender de otra manera. Luego fuera nos juntamos, pero está claro que no es lo mismo que en Orio que teníamos el grupo hecho. Al final les saco doce años”, comenta la remara ondarrutarra. En la tripulación de la ‘Antiguako Ama, la edad media es muy baja y eso se debe en parte al trabajo realizado en las categorías inferiores del club durante los últimos años, donde cada vez son más las niñas que apuestan por practicar este deporte.

Ondarroa es un proyecto consolidado en la ETE y a pesar de que haya bajas continúa sacando remeras año tras años. Una trainera fija en la competición, algo que cuando Galdos comenzó a remar no tuvo al alcance. “Ha habido mucha gente que se ha tenido que ir a Gipuzkoa y cada vez hay más gente que se puede quedar en Bizkaia. Al final está bien porque te ahorras los viajes, disfrutas con la gente de casa… y en ese sentido está mucho mejor”, afirma.

La remera ondarrutarra lo ha ganado ya todo en el mundo del remo. Lo hizo vestida con el amarillo de Orio y ahora tiene otros objetivos, más discretos, pero igual de ilusionantes con la trainera de casa. “Ganar Bizkaia fue lo máximo para nosotras, yo incluso nunca había ganado Bizkaia, y ahora a ver si conseguimos el pase en la clasificatoria, que Ondarroa nunca lo ha conseguido”, apunta Galdos, un deseo cada vez más cercano y que hace no tanto tiempo, cuando dio el salto a la trainera, parecía muy lejano: “Cuando empecé a remar se hizo el primer intento de sacar la trainera y fue imposible. Media trainera juntábamos, pero no había juveniles”. Sueños casi imposibles que ahora pueden convertirse en realidad en su regreso a casa.