La tranquilidad de Aizperro
Joxean Olaskoaga, tras dejar su puesto de entrenador en Portugalete, vive el epílogo de su carrera en san pedro
JOXEAN Olaskoaga, Aizperro, ha vivido unos últimos años muy intensos. Cuatro temporadas en las que trató de llevar a la Jarrillera de Portugalete desde la ARC-1 hasta la cima del remo. La responsabilidad del entrenador, luchar cada año por cumplir las metas, mientras realizaba más de un sacrificio y acumulaba muchos kilómetros a sus espaldas. Era el momento del cambio. Buscar la desconexión. Por ello, Aizperro lo dejó todo, apartó el remo y decidió enfocarse en su familia. Pero el mundo arraunlari tira y el oriotarra es un hombre de mar. Así, convencido por sus amistades, Olaskoaga decidió posponer su retirada y volver a las tostas, aunque en esta ocasión lo ha hecho en el papel exclusivo de remero, a las órdenes de su antiguo compañero Aitor Balda y con la tranquilidad de no llevar el peso de un equipo sobre sus espaldas, solo con la intención de disfrutar cada palada.
La aventura de Aizperro en San Pedro empezó como una mera colaboración. El oriotarra comenzó a entrenar con la Libia con la única intención de echar una mano, pero poco a poco la cosa fue a más y enseguida se vio como parte del equipo a tiempo completo. “Una vez que empecé, me metí en la rueda y como deportista quiero hacerlo lo mejor posible”, cuenta. Aun así, el verdadero empujón fue debido a las “amistades” entre las que se incluye Aitor Balda, entrenador de San Pedro y compañero suyo en la Bou Bizkaia de 2004: “Me decía que tenía que remar un año con él, que se lo debía. Luego también me insistieron bastante y al final fue lo que me hizo volver”.
Aizperro vive ahora en una situación muy diferente a la de sus años anteriores. Con San Pedro centrado en entrar en La Concha, pero sin la exigencia de tener que luchar por banderas y en el papel de remero. “Estoy mucho más tranquilo. No tengo responsabilidad, entreno y aporto lo que sé y lo que puedo. Terminé bastante cansado el año pasado con tanto viaje y necesitaba desconectar. Después de Semana Santa me animé y físicamente me siento muy bien”, afirma. Aun así, Olaskoaga sabe que esta oportunidad no hubiera llegado si estuviera en una trainera que lucha día a día por grandes cotas: “Para estar en un club puntero como Orio, Urdaibai o algún otro de ese estilo tienes que ser de la élite y no creo que hubiera podido empezar tan tarde. En San Pedro me conocen como persona y han decidido apostar por mí. Es algo que agradezco y por eso voy a dar todo lo que tengo”.
Un bonito y tranquilo final de una carrera llena de éxitos que Aizperro no quiere alargar más de lo debido. “Tengo 41 años y sí me gusta remar, pero también hay una edad que dices: ‘Hasta aquí he llegado’. Ha sido una experiencia bonita, pero ya vale. Puedo entrenar un poquito, ir a echar una mano, pero no creo que compita porque se nota el paso de los años. El mundo del remo es muy bonito, pero sacrificado”, relata. Sin embargo, el oriotarra es un hombre ligado a las traineras y sabe perfectamente que “nunca voy a decir que no voy a remar nunca más”, aunque ahora toca disfrutar como remero y mirar a un futuro centrado en los suyos, apartado de las tostas.
YOga en san Pedro En otro orden de cosas, los remeros de San Pedro decidieron cambiar su rutina de entrenamientos hace unos días y optaron por hacer una sesión de yoga para llegar en mejores condiciones a la regata. Un experimento que dejó satisfechos a los sampedrotarras. “No soy de hacer estas cosas y no me pareció muy bien hacerlo antes de una regata, una cosa que no habíamos hecho nunca. Aunque la verdad es que nos vino muy bien y nos sentimos muy sueltos”, declara Aizperro, que no descarta volver a realizar algo de este estilo: “Estoy abierto a estas cosas. Hay que pensar que ahora se hacen las cosas de diferente manera. Hace veinte años no había bolsas de hielo, se corría mucho más que ahora y hoy en día se practica con el ergómetro en vez de salir a correr”.