DONOSTIA. No es momento para grandes inversiones y los remeros de casa, con alguna puntual incorporación de cuadrillas cercanas, conforman la fisonomía más guipuzcoana desde que se fundó la gran Liga del remo del Cantábrico, lo que no impedirá que puedan luchar por grandes logros.
Sólo seis remeros de las cinco embarcaciones de la máxima categoría del remo no son guipuzcoanos. Dos están en Orio (Azkarate y el rumano Livadanu), otro en San Pedro (Etxarte), uno más en Zumaia (Akarregi) y otros dos en Hondarribia (los navarros Mariezkurrena e Irazoki), mientras que San Juan tiene a todos sus tripulantes de la comarca de Donostialdea.
Las pretensiones de unos y otros son bien distintas a priori, con mejores sensaciones para San Juan que ha hecho un gran trabajo en la temporada invernal y Hondarribia como posible tapado, aunque es muy improbable que ambas puedan hacer frente al favorito Urdaibai.
Orio es una incógnita, pero su histórico potencial y la forma en la que se vive el remo en esta pequeña localidad aconseja no quitarle de ninguna quiniela, ya que no en vano fue la pasada temporada la trainera guipuzcoana mejor clasificada con la segunda plaza.
San Pedro aspira a volver a ser la sorpresa de la Liga, como lo fue en la primera parte del año pasado, mientras que Zumaia en principio no parece destinada a estar en la pelea y la permanencia pasa a ser su objetivo, meta lograda en el último momento la temporada anterior.