BILBAO. La pelota está de luto, triste y desolada, tras el fallecimiento a los 85 años de edad del mítico pelotari vizcaino Jesús García Ariño (Axpe, Atxondo, 1-VII-1934) a causa de un infarto. Solo la satisfacción y el orgullo de haber podido disfrutar de su figura en las canchas alivia la profunda desazón que provoca la pérdida de un gigante que besó la gloria por partida doble en el Manomanista (1957 y 1963) para convertirse, además, en el primer campeón vizcaino. Su huella, imborrable, corresponde a la de un hombre que amaba la pelota y el deporte y que hizo de los frontones un modo de vida, pues jugó a pelota desde chaval para debutar en profesionales un 25 de enero de 1953 en el frontón municipal de Bergara.

Jesús, el mayor de cinco hermanos, de los cuales tres se han dedicado a jugar a pelota a mano a gran nivel, siempre fue considerado como un auténtico artista en los cuadros alegres, que sonreían cuando albergaban sus golpes, llenos de pegada, pero también de destreza al ser un amante de los ganchos, las dos paredes y las cortadas. Ahí era, no en vano, donde buscaba imponer su ingenio y calidad el I de los García Ariño, uno de los pocos que entraban a la pelota de aire junto con Ogueta a fin de acelerar el juego y consumar jugadas impropias de la época que fascinaban al público. Con ambos, sin ir más lejos, subió una marcha la velocidad de la pelota, a la que nunca dejó de arrimarse con cariño Jesús, quien alcanzó la primera de sus seis finales manomanistas de primera categoría en 1956, aunque no la ganaría al perder, tras sentirse indispuesto durante la mañana, ante el entonces campeón guipuzcoano Arriaran II (22-13) en el Astelena, el “mejor frontón” en su opinión.

La revancha, no obstante, llamó a la puerta del de Atxondo un año después, en 1957, y no la dejó escapar. En una final agónica, con la diestra de Jesús maltrecha y con una de las rodillas de Arriaran II en peores circunstancias aún tras sufrir un golpe en una estirada, el partido se acabó con 16-11 a favor de García Ariño I, quien alzó los brazos como primer campeón vizcaino un inolvidable 24 de mayo de 1957 en el Deportivo de Bilbao. Mejor lugar imposible para albergar un éxito sin precedentes en Bizkaia, pero que consiguió repetir el de Axpe el 12 de mayo de 1963 con el también vizcaino Hilario Azkarate como rival, quien cedió por un inesperado 22-2 tras haberse impuesto en la final del año anterior a Jesús 22-21. Con un botín de dos txapelas en seis finales, después de perder la última contra el propio Azkarate en 1964 (22-14), el de Atxondo dejó el recuerdo de un pelotari de mayúsculas hasta su retirada como profesional en 1979, siendo junto a Azkarate e Iñaki Gorostiza (Atxondo, 1953), su vecino y también campeón vizcaino manomanista, el encargado de inaugurar el frontón Bizkaia el 6 de marzo de 2011.

“Fue mi profesor”

Su pérdida deja un profundo vacío, entre otros, en su fiel amigo Gorostiza, quien disfrutó de tener a Jesús como botillero y a quien su fallecimiento dejó ayer en shock. “Ha sido de lo mejorcito que ha habido en la pelota y su muerte ha sido una sorpresa para todos, porque estaba bien y un infarto se lo ha llevado”, lamentó a DEIA el de Atxondo, campeón en el mano a mano en 1977 ante, curiosamente, García Ariño IV, lo que evitó que Jesús pudiera ejercer aquel día como su botillero, labor que desempeñó con tino y que dejó una colección de aprendizajes en el alma manista de Gorostiza, quien remarca que Ariño I fue “mi profesor, mi referencia y un modelo para mí”.

“Estábamos muy unidos y siempre íbamos juntos, por lo que le echaré mucho de menos”, advierte asimismo el de Atxondo, quien incide en que el gran Jesús “era mi botillero y también mi amigo. Jugaba con nosotros, tenía mucha experiencia al haber pasado por los momentos en los que yo me veía envuelto y me ayudaba, sobre todo, en el aspecto técnico en cuanto a cómo jugar. Ahora se utiliza mucho la psicología, pero entonces era así y él entendía mucho de la pelota”.

“Siempre me dio buenas lecciones de comportamiento y como pelotari era muy espectacular. La pelota está de luto”. Palabra de Gorostiza.