Jaka 22P. Etxeberria 15

Duración: 46:07 minutos de juego.

Saques: 5 de Jaka (tantos 1, 4, 7, 18 y 20) y 3 de Peio Etxeberria (tantos 2, 6 y 12).

Faltas de saque: 1 de Peio Etxeberria.

Pasas del Cuatro y Medio: Ninguna.

Pelotazos: 189 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 7 de Jaka y 6 de Peio Etxeberria.

Errores: 6 de Jaka y 9 de Peio Etxeberria.

Marcador: 1-0, 1-1, 1-4, 2-4, 2-6, 6-6, 9-6, 9-7, 11-7, 11-11, 11-12, 12-12, 13-12, 13-13, 13-15, 15-15 y 22-15.

Apuestas: Se cantaron posturas de salida de 100 a 30 a favor de Erik Jaka.

Incidencias: Partido correspondiente a la tercera jornada de la liguilla de cuartos de final del Grupo A del Campeonato del Cuatro y Medio de Primera de la LEP.M disputado en el frontón Beotibar de Tolosa. 471 espectadores. En el primer partido, Peña II ganó a Egiguren V (22-12). En el tercero, Darío-Erostarbe vencieron a Elordi-Garmendia (18-13).

Bilbao - Vacío. Todo piel y hueso. Erik Jaka se destripó en el frontón Beotibar de Tolosa con un grito ignoto en mitad de una tormenta. El aliento se le escapó como arena entre los dedos. Solo quedaba su alma en un envoltorio agrietado por la tensión, por las circunstancias, por los errores, por la incomodidad. La cama del faquir. El espíritu del delantero de Lizartza fue un junco al viento, que se mueve, se dobla, pero jamás se rompe. La voz de Erik sonó visceral mientras levantaba los brazos al aire y cantaba a la victoria desde las entretelas, que se le acabaron por desatar. La soga es caprichosa: Jaka reconoció que pasó una semana buena y que se puso los tacos tranquilo, pero que en el calentamiento las cosas no salieron. Es el nudo de la competición: la garganta se cierra, las cuerdas vocales sufren, el tiempo se alarga, el espacio es maleable... Y una manada de pitbulls mordisquean el estómago sin piedad. Todo es dúctil. Como un rayo de sol.

Se vació Jaka con un halo de rabia y pasión que le mete en las semifinales del Cuatro y Medio de Primera -se mide el sábado a Ezkurdia en el Labrit-. Con esa algazara solicita su hueco en la nómina de delanteros estelaristas de Aspe para el Parejas. Los pulmones se le rompieron al estar a punto de quebrarse ante Peio Etxeberria, que le tuvo contra las cuerdas en una eliminatoria nerviosa y trufada de yerros. El ritmo convirtió el Beotibar de Tolosa en un campo minado. El de Zenotz, entretanto, fue el que más falló. Jaka reinó en el caos. Asomó más recto, sobre todo al final. Se le notaron los galones. Todo rabia. Todo presión. Todo en un grito. Solo eso. Un segundo, una vida. Jaka puso así la guinda a una tarde incomodísima en la que únicamente se encontró a gusto en dos tacadas. El resto, entre el contagio del ritmo brutal de un Peio sin miedo, honesto, sin respiro, y los problemas para enderezar el partido, fue un tránsito a contrapelo con la intención de resistir más que de mostrar su perfil más agresivo y estilista. Jaka sufrió y sobrevivió. Dos fallos clave de su rival le dieron el oxígeno en el huracán.

Sucede que el carácter enérgico de Peio Etxeberria es contagioso y su frenetismo se agarra a la epidermis como mil escorpiones. La fiebre quitó brillo al partido, que asomó con cicatrices como zanjas. El navarro negoció diferencias en el primer asalto: 1-4 y 2-6. En esos instantes, Erik, favorito claro en la contracancha, no asimiló la jaula, que se le atragantó. Sin embargo, una falta de saque de Peio otorgó pelota al lizartzarra, que no desaprovechó la ocasión. Comenzó a sacar con genio y pudo restañar las heridas. Hizo una tacada que debió darle sosiego (9-6). No fue así.

Si bien el guipuzcoano estuvo 11-7, un saque-remate que besó el colchón, precipitado, alumbró la resurrección de Peio. El nervio espídico de Etxeberria, espectáculo asegurado, es un arma de doble filo: caras y cruces. Buscó el zenoztarra látigo y encontró ventaja en el marcador en el primer descanso largo (11-12). Jaka logró empatar a doce y, después, a trece. Peio sumó dos tantos de mérito (13-15), pero se consumió en su propia hoguera. Movió bien a Jaka y, al rematar, tocó chapa. Erik rompió el encuentro en una sola tacada de nueve tantos. Mejoró el saque y su contrincante quedó en la cuneta del partido, tocado también por la volea y el tercer pelotazo. Se descerrajó Jaka en la remontada para encontrarse a sí mismo en la montaña rusa. Gritó al final, desencadenado. La soledad del corredor de fondo. Ya vacío. Todo piel y hueso.