A carrera por ser el mejor tenista de todos los tiempos ha entrado en un periodo de incertidumbre. Novak Djokovic consiguió el triple empate a veinte Grand Slams con su victoria en Wimbledon, pero ahora mismo el serbio, Rafa Nadal y Roger Federer están en el dique seco. Los achaques propios de la edad y del enorme desgaste que acumulan sus cuerpos han provocado que el Big Three haya renunciado a los Masters 1000 de Canadá, que se está jugando esta semana, y al de Cincinnati, que empieza el lunes. Ya en marzo los tres faltaron al Masters 1000 de Miami y nunca antes había ocurrido que no estuviera al menos uno de ellos en los torneos de este rango, que han alimentado de triunfos sus respectivas trayectorias. Ahora mismo, a dos semanas del inicio del US Open, resulta muy aventurado pronosticar en qué condiciones van a llegar, si es que llegan.

Hace ya algún tiempo que el histórico trío centra su preparación y su calendario en llegar bien a los grandes, pero la pandemia ha complicado la posibilidad de coger el ritmo necesario, sobre todo en el caso de Nadal y Federer que acusan lesiones de difícil curación. El dolor les ha acompañado casi siempre, pero ahora su curva física está en descenso y este año se ha manifestado de forma evidente. En 2019, el último año prepandémico, los tres jugaron entre 63 y 68 partidos, una cifra habitual en sus carreras, que se mantienen al más alto nivel desde hace más de tres lustros. Pues bien, Djokovic lleva a estas alturas del curso 43 partidos, la mitad de ellos en los tres Grand Slams, mientras que Nadal ha disputado 29 y Federer, apenas 13.

No obstante, también el número 1 del mundo, un portento físico, ha tenido que parar ya que "he gastado mucha energía desde el Abierto de Australia hasta los Juegos y tengo que centrarme en mi recuperación para el US Open". Djokovic se dejó mucho en Tokio para no conseguir nada y dijo salir de allí "con varias lesiones", pero también mostró cierta debilidad mental por la presión que se ha impuesto desde que comenzó el año. En todo caso, parece el más capacitado de los tres para alcanzar antes el 21º Grand Slam, aunque su último paso por Nueva York no fue nada positivo.

Nadal, por su parte, se saltó Wimbledon y los Juegos de Tokio con el ánimo de preparar a conciencia la gira estadounidense de pista dura y regresar en una buena condición al US Open, donde no jugó el año pasado. Pero con el regreso a la actividad en Washington la lesión crónica que sufre el balear en el pie izquierdo, conocida como "la enfermedad de Müller-Weiss" le ha martirizado y le ha dejado fuera de dos torneos que le tenían que permitir coger ritmo de competición. Nadal sufre dolores desde hace dos meses. "Necesito tener la sensación de jugar varios días seguidos sin problemas y eso ahora no es posible. No puedo disfrutar en la pista", comentó cuando renunció a Toronto y Cincinnati. Ahora, el de Manacor busca la manera de resolver el problema para tratar de llegar al último Grand Slam del año.

El caso de Roger Federer resulta más complejo. El suizo acaba de cumplir 40 años, "y jamás pensé que pudiera estar aún en activo". Cayó en cuartos de final de Wimbledon ante Hurkacz y desde entonces tampoco ha jugado un partido. La rodilla que se operó en 2020 tras el Abierto de Australia no termina de recuperarse del todo, ya ha sufrido un par de recaídas, y por eso Federer admite que "ahora mismo todo son incógnitas. Hace diez años mi cuerpo se recuperaba rápido, pero ahora todo cuesta mucho más. Tengo que reunirme con mi equipo para decidir". La posibilidad de que tampoco acuda al US Open está muy presente, lo mismo que se atisba un final cercano a una carrera brillante que ha podido alargar porque en su juego ha primado más lo técnico que lo físico.

Es ley de vida, el paso del tiempo no hace a nadie invencible y Federer acumula a estas alturas 1.526 encuentros solo en el circuito de la ATP. Nadal cuenta 1.237 y Djokovic, 1.169. Por compararles con aquellos que ocupan los puestos altos del ranking mundial, a los que sacan diez años, y que deben tomarles el relevo más pronto que tarde: Daniil Medvedev y Stefanos Tsitsipas aún no han superado los 300 partidos y Alexander Zverev suma 420 encuentros. Por cierto, ninguno de ellos ha ganado aún un Grand Slam. Mientras tanto, el Big Three restaña sus heridas en busca de destapar el tarro de sus legendarias esencias en las fechas señaladas y romper el empate a veinte sin que eso vaya a hacer de menos a ninguno de los tres. Pero el éxito es adictivo, quizás la mejor medicina.

Su lesión crónica en el pie izquierdo ha regresado para martirizar a Nadal, que busca un remedio para poder llegar a la cita neoyorkina

Federer acaba de cumplir

40 años, su rodilla le sigue dando problemas y su presencia en el US Open tampoco está asegurada