Honor en la derrota para el Surne Bilbao Basket (82-70), que se presentó en la cancha del Real Madrid, el equipo que afrontaba el duelo con la plusmarca de victorias consecutivas como local en Liga Endesa, 34, sin el jugador llamado a ser su principal puntal ofensivo, un Darrun Hilliard baja por una fractura en los huesos propios de la nariz, y que pese a su inferioridad de recursos obligó al conjunto blanco a no bajar la guardia hasta el final para imponer la ley del más fuerte.

El público del Movistar Arena propinó una soberana pitada a los suyos en el descanso porque eran los hombres de negro, revoltosos y corajudos, los que mandaban en el luminoso (39-43). También fueron los de Jaume Ponsarnau los que amenazaron con sumar el tercer disgusto en la misma semana para los de Sergio Scariolo con el magnífico 50-58 pasado ya el ecuador del tercer acto y los que incluso se atrevieron a mandar en el marcador en el amanecer del acto final (63-64), pero los blancos, exprimiendo su riqueza de recursos, acabaron llevándose el gato al agua aprovechando el elevado listón físico del que hicieron gala en los diez minutos finales jugadores como Usman Garuba, Theo Maledon o Alberto Abalde.

Exigencia física

En esos compases finales de gran actividad defensiva y ofensiva de los blancos, el conjunto vizcaino, con Martin Krampelj jugando pese a su maltrecha rodilla, no tuvo ya ni la energía ni la clarividencia para actuar de tú a tú ante el gigante, algo que sí hizo durante los anteriores treinta minutos. Tampoco jugó a su favor la actuación arbitral, muy desigual dependiendo del color de camiseta que luciera el jugador en cuestión a la hora de permitir más o menos o de sancionar más o menos. Hasta 33 tiros libres tuvo a su favor el Real Madrid, por los 18 de su rival. Y no repartieron regalos precisamente los pupilos de Scariolo cada vez que un hombre de negro entró en su pintura...

Las siete pérdidas y el 3 de 12 en tiro en esos diez minutos finales desarbolaron a un Surne Bilbao Basket que hasta entonces exprimió sus mermados recursos como pudo a lomos de Melwin Pantzar y Tryggvi Hlinason, quienes sumaron más de la mitad de la valoración de todo el colectivo. Los de Ponsarnau sufrieron muchísimo durante los minutos de descanso del islandés porque el resto de interiores estuvieron muy desdibujados, sobre todo Bassala Bagayoko y Amar Sylla, empequeñecidos por Edy Tavares, Garuba y compañía. Con Justin Jaworski, con más responsabilidad por la baja de Hilliard, desacertado desde la larga distancia, bastante hicieron los visitantes llegando en pie prácticamente hasta el final.

Peligroso Maledon

En el amanecer de la cita, los blancos pusieron muy pronto a funcionar su maquinaria para hacerse con el control del luminoso de la mano de Gabriel Deck, Mario Hezonja y sus numerosos viajes a la línea de tiros libres (12-5). Intentaron no perder contacto en el luminoso los visitantes (13-11), pero Maledon reactivó en ambas canastas a un Real Madrid que sacó enorme provecho de las pérdidas de balón y el exceso de faltas por parte de la tropa de Ponsarnau (12 tiros libres lanzaron los de Scariolo en los diez primeros minutos) para cerrar el primer cuarto con un 23-16 y los hombres de negro sufriendo con su 6 de 18 en lanzamientos de campo.

Tavares intenta taponar a Lazarevic. Efe

Un par de triples de Sergio Llull proporcionaron a los anfitriones sus primeras ventajas de dobles dígitos, pero el Surne Bilbao Basket, esforzado pese a su inferioridad de recursos, respondió con un 0-8 que provocó que Scariolo detuviera el encuentro a 6:18 del descanso con el 29-27. Incluso tuvo de inmediato un par de balones para darle la vuelta a la tortilla, pero el Real Madrid no lo permitió en primera instancia. Sin embargo, el conjunto vizcaino, con valentía y verticalidad en ataque y esfuerzo físico atrás, consiguió aguantar firme y finalmente fue un mate de Krampelj el que permitió el sorpasso para que el triple final de Normantas enviara la cita al descanso con un esperanzador 39-43.

Soñar con el triunfo

Al regreso de vestuarios, las pérdidas de los visitantes y los constantes viajes de los anfitriones a la línea de tiros libres igualaron mucho las fuerzas (49-50), pero dos triples de Harald Frey y un par de tiros libres de Margiris Normantas impulsaron a los de Ponsarnau hasta un 50-58 que era un sueño convertido entre realidad, pero las penetraciones de Maledon, con la colaboración de Tavares, abortaron el despegue (57-58). El parcial de 13-4, con muchas dificultades para anotar para los hombres de negro, un par de faltas evitables de Sylla y algunas decisiones arbitrales más que discutibles, reactivó a los blancos, que alcanzaron los diez minutos finales con un 63-62 a su favor.

El 63-64 tras canasta de Hlinason supuso la última ventaja visitante. Los de Scariolo subieron revoluciones en ataque y aumentaron su efusividad defensiva y su rival se quedó sin recursos ni fuerzas para oponer resistencia. Ponsarnau detuvo el partido con el 70-64 a 7:59 del final, pero entre Garuba, Maledon y Abalde terminaron desequilibrando la balanza. Hasta el 72-68 a 4:45 de la última bocina llegó la resistencia vizcaina, antes de hincar la rodilla definitivamente. Pero con honor.