"Increíble". Es la palabra más sonada en las ruedas de prensa posteriores a las carreras del presente Campeonato del Mundo de MotoGP. Increíble porque las oportunidades que está brindando la categoría reina sorprenden a sus propios protagonistas. En el Gran Premio de Aragón, décimo episodio del calendario, el primer y segundo clasificado ganaron nueve posiciones con respecto a la parrilla de salida; el que venía siendo líder del Mundial acabó en la decimoctava plaza, lo que propició el cambio en la cabeza de la clasificación general; Suzuki, que desde el año 2000, con Kenny Roberts, no lideraba la máxima cilindrada, tiene a un piloto al frente de la tabla; Honda, que hasta la cita anterior no había subido al podio este año, ayer luchó por la victoria... Increíble.

"Increíble", expresó Álex Rins, especialista en remontadas y vencedor; "honestamente, no me esperaba el podio", indicó, para variar, Álex Márquez, segundo y en liza por el triunfo hasta el último suspiro; "increíble", repitió Joan Mir, tercero y nuevo líder de MotoGP. Estos tres genios han impuesto en la categoría reina la sensación de que la posición de salida no es tan relevante para las aspiraciones en carrera. Si hay ritmo, hay opciones para todo. Firman carreras con el rótulo de MotoGP y aspecto de Moto3.

Cierto es que se trata de un año atípico. La entrada de Michelin como proveedor de neumáticos ha traído la incertidumbre sobre el comportamiento de los mismos. Ayer, por ejemplo, el poleman, Fabio Quartararo, terminó decimoctavo, aquejado de los calzos tras ceder el liderato en favor de Mir, aunque también mermado por el trompazo sabatino. A pesar de todo, la actuación fue impropia. "Un desastre", dijo. Muy sorprendente.

Además, la variación del calendario también está modificando las condiciones habituales de los circuitos y esto también está teniendo incidencia en las gomas. La gestión del consumo está siendo determinante.

Por supuesto, la ausencia de Marc Márquez también ha abierto el abanico de opciones en el paddock, pero es la factura a la que siempre se ha expuesto el bueno de Cervera, con sus múltiples caídas. "A Marc Márquez no le han raptado, asumió mucho riesgo", señaló Mir el sábado, reclamando valor al título que está en juego. En cualquier caso, los Rins, Álex Márquez y Mir han aprovechado el contexto para abonarse a las remontadas. Son pilotos de domingos, de combate cuerpo a cuerpo, que saben atender a sus neumáticos. Maverick Viñales, por ejemplo, tiene pendiente mejorar en estos apartados, porque fue capaz de escaparse en solitario durante las primeras vueltas, pero cedió terreno para finalizar cuarto. De más a menos, un papel ya habitual. Se diluye en el fragor de la batalla.

Algo insospechado también es ver a Andrea Dovizioso, subcampeón los tres años anteriores, alejado de la lucha por el podio. El italiano acabó séptimo, una vez más difuminado, enemistado con su Ducati. Eso sí, partió decimotercero. Cazó puntos valiosos. No obstante, solo la irregularidad de sus rivales -sin ir más lejos, la de Quartararo ayer- le mantiene con esperanzas de título. La alternancia concede nuevas oportunidades.

Rins, con el primer triunfo de Suzuki esta temporada, se convirtió en el octavo ganador en las diez carreras disputadas. Algo insospechado. Por ejemplo, el líder, Mir, no ha logrado aún la victoria. Sin embargo, encabeza el Mundial cuando restan cuatro carreras para la conclusión. Gracias a sus 121 puntos, por los 115 de Quartararo, los 109 de Viñales y los 106 de Dovizioso, es una realidad como aspirante a la corona. ¡Quién lo hubiera dicho antes de arrancar el curso! ¡Quién diría que Suzuki, que no se veía en una de estas desde el cambio de milenio, puede coronarse como lo hizo Roberts en el 2000! Increíble.

La actuación de Álex Márquez fue impecable y a la vez inesperada. En la tanda de calificación sabatina fue undécimo. A pesar de ello, ayer parpadeó como el piloto más rápido en pista. Dispuso de cuatro vueltas para adelantar a Rins. No lo consiguió, pero logró su segundo podio, seguido además, en MotoGP. Así, Honda volvió a debatir por la victoria. "Hola todos, soy el hermano de Álex Márquez", escribió en las redes sociales Marc, que tras cuatro años seguidos ganando en MotorLand veía esta prueba desde el sofá de su casa. Álex se sacudió ayer parte de esa crítica que le ha venido salpicando desde que diera el salto al equipo HRC. Demostró grandeza. Y capacidad de sobreponerse a estas alturas de su aciago curso. "Nunca he dudado que mereciera estar en Honda", apuntó.

"Ser líder ahora no sirve"

La actitud de Mir es de campeón. Tras ser tercero y desbancar a Quartararo, fue autocrítico. "Es increíble, pero ser líder del Mundial ahora no sirve de nada", expresó. El gesto del mallorquín era de derrota a pesar de su nueva condición. "No estoy muy satisfecho", dijo, mientras podía ver por el rabillo del ojo a su compañero en Suzuki celebrar el triunfo. Sobre el ecuador de la carrera rodaba segundo y con serias opciones de rubricar su primera victoria en MotoGP, pero aparecieron los populares problemas en las ruedas. "Era posible ganar y no ha podido ser. Estoy contento pero al mismo tiempo decepcionado", zanjó. La misma sensación albergaba Álex Márquez, que de haber gozado de un ligero margen mayor, quizá estaría celebrando su primera conquista. El siguiente capítulo, que será el próximo fin de semana también en MotorLand, traerá nuevas oportunidades. Rins, Álex Márquez y Mir atesoran argumentos para el optimismo, pero quizá vuelvan a suceder cosas increíbles como las que está dejando este Mundial.