Rafa Nadal regresó a la competición seis meses y medio después, exactamente 200 días, y pareció en la pista central del Foro Itálico de Roma que no había pasado el tiempo. El balear superó por un doble 6-1 a Pablo Carreño, que agotado física y mentalmente por el esfuerzo del US Open y el viaje transoceánico apenas pudo ofrecer resistencia física. Nadal podía pagar su inactividad, pero quedó claro que su apuesta por retrasar su vuelta y preparar específicamente la gira de tierra ha sido un acierto ya que sus movimientos en la pista siguieron el patrón de siempre. Solo el primer servicio mostró debilidad, pero el asturiano apenas pudo aprovecharlo porque los segundos saques de Nadal fueron muy punzantes.

Pese a que no había público en las gradas, el tenista de Manacor no bajó su intensidad y se lanzó a por un triunfo sencillo que le sitúa en la tercera ronda del Masters 1000 de Roma ante el ganado del Raonic-Lajovic. “Ha sido un partido fantástico, difícilmente podía pedir más. Me he sentido bien, aunque hay cosas que como es lógico se pueden seguir mejorando”, comentó Nadal, que como todos los jugadores tiene que permanecer encerrado en la habitación de su hotel hasta la hora de entrenar o jugar. “Son condiciones excepcionales, desgraciadamente. Ya podemos dar gracias a los torneos y a los circuitos que se han esforzado tanto por tener competición profesional. Ojalá que dure el menor tiempo posible y podamos disfrutar de los espectadores. Todos lo necesitamos. Si esto se alarga mucho en el tiempo será difícil de aguantar en muchos sentidos, y hablo de organizadores y promotores. Parece que vuelven tiempos complicados, ojalá podamos pasarlos de la mejor manera posible”, reflexionó sobre la situación que vive el tenis.

Ayer también se estrenó Novak Djokovic, que no pasó apuros ante el italiano Salvatore Caruso (6-3 y 6-2) y se mostró muy serio en la pista. Solo sonrió cuando certificó su victoria. Ahora el serbio se medirá a su compatriota Filip Krajinovic. “Estaba deseando jugar para pasar página”, admitió.