la carrera en el ensogado de pago de Jon Míguez avanzaba a velocidad de vértigo. Sin embargo, unas calcificaciones en el codo izquierdo, que le provocaban un bloqueo articular, le frenarán. Tendrá que pasar por el quirófano y la rehabilitación podría alargarse algo más de un mes, cuestión que amplía los plazos para alguna futura batalla. Es una “operación rutinaria” y en la que deberán “limpiar” la zona, según manifiesta el púgil. El boxeador de Getxo, afincado en Castro Urdiales, era uno de los nombres propios de la velada programada por MGZ Promotions el próximo 8 de junio en el Bilbao Arena de Miribilla, pero no podrá acudir a defender el cetro del Campeonato del Mundo Júnior del peso wélter de la WBC ante el invicto inglés Danny Ball.

“Estoy un poco cabizbajo, porque todo deportista quiere ver cómo sale a relucir todo el trabajo realizado, que la gente pueda disfrutar y salgan satisfechos y contentos del evento. Así es el deporte. Hay que asimilarlo. Eso sí, estoy seguro de que no me va a costar volver a retomar la preparación, porque me encanta entrenar”, desgrana Míguez. Y es que, la perla de MGZ Promotions, con una carrera profesional inmaculada (diez victorias, la mitad antes del tiempo), confía en que la rehabilitación dure “alrededor de un mes”. “Según comentan los médicos, podría correr y hacer algo de trabajo físico antes. Aun así, para golpear con el brazo izquierdo debería de esperar más tiempo”, determina el boxeador.

El problema para el vizcaino ha sido que se encontraba en mitad de una preparación para un combate de buena talla. El campamento para la defensa del cetro joven de su división contra el de West Midlands iba como la seda, pero el dolor atenazaba a Míguez. “Estaba preparándome muy bien, físicamente me veía muy fuerte. Sin embargo, el codo no me dejaba dar el cien por cien cuando hacía sparring”, evoca The Good Boy, quien apostilla que “el resto del trabajo diario podía realizarlo del mismo modo de siempre, pero el codo me molestaba y cada vez que recibía un golpe se me quedaba como dormido”. Al final, el de Eskuinaldea recogía “malas sensaciones”. Necesitaba garantías. “Salir así al ring no era lo mejor. Quería competir al cien por cien y si se pierde, se pierde. Ya está. No es cuestión de salir al 70%”, determina Míguez. “Es una lesión que arrastraba desde hace tiempo. Con el paso de los meses se ha ido agravando. Hemos decidido parar y operar para recuperarme y volver más fuerte”, declara el pupilo de MGZ Promotions. Según la firma pugilística, eran ya tres los combates -ante Mamadou Goita, Abdessamad Nechchad y Vasyl Kurasov- en los que no terminaba de encontrarse a gusto con el codo izquierdo.

Tal eran las molestias que el boxeo de Míguez se resentía. Variaba el perfil para liberarse de la incomodidad. “En este deporte es complicado salir al cuadrilátero sin ningún tipo de lesión, pero hay lesiones y lesiones”, explica Jon, quien recita que “con esta dolencia no podía boxear bien. Tenía que cambiar la guardia a zurdo, para que se me relajara el dolor. Me costaba ponerme bien. Me ponía mucho de zurdo. Hay momentos en los que hay que pensar en parar y recuperarse”. Con la intervención quirúrgica, debería cambiar el tránsito del púgil: “Podré ir a entrenar con la sensación de que no me van a hacer daño, que no me va a costar ensayar. Al final, vas a entrenar o a pelear con la cabeza más centrada en el brazo que en el rival”. El camino de Míguez, que hasta el momento había fluido al galope, se empinará un poco. No tiene miedo. Le gusta trabajar. Un paso atrás, pero para dar impulso. “Quizás lo que peor vaya a llevar sea estar parado, porque me encanta entrenar”, finaliza.