El pasado 21 de abril la noticia cayó en Bilbao como una bomba por mucho que se esperara. La UEFA echó un jarro de agua fría y se decantó por el negocio sobre la salud. Es decir, se quitó de encima, con el beneplácito de la Federación Española de Fútbol (RFEF), la sede de San Mamés para la Eurocopa que arrancó ayer en Roma, momento en que se parapetó en que los criterios que exigía el Gobierno vasco para una apertura de las puertas del estadio bilbaino no garantizaba la presencia de público en La Catedral, lo que molestó, especialmente, a Luis Rubiales, presidente de la RFEF. Rubiales ya tenía la excusa perfecta para llevarse la guarida de la selección española a La Cartuja, que se había convertido en el salvavidas de la RFEF al albergar la final de la Supercopa y las dos finales de Copa pendientes de este año, tres citas en las que curiosamente el Athletic fue protagonista en todas ellas. Las instituciones vascas avisaron de que no se iban a quedar de brazos cruzados, habían cumplido con los compromisos adquiridos y, por tanto, pedirían cuentas a la UEFA, que se debía sentir intocable. En un primer momento, la organización de la sede de Bilbao reclamó al ente que preside Aleksander Ceferin los 1,3 millones de euros invertidos, además de otras posibles compensaciones por daños y perjuicios. 51 días después, la UEFA ha visto los cuernos al toro y decide resarcir a Bilbao, que, visto lo visto, sale ganando. Recupera la cantidad invertida y, como compensación, asegura que San Mamés albergue una final de la Europa League, probablemente en 2024, y una final de la Champions femenina, en 2025, designaciones que deberán ser ratificadas a inicios de julio por el Comité Ejecutivo de la UEFA. Un doble premio que, ante la eventualidad de que la pandemia del covid-19 sea ya historia, generará en Bizkaia y en Euskadi un impacto económico sumamente llamativo.Juan Mari Aburto ya lo intuía en la víspera en declaraciones a Onda Vasca. "La UEFA ha entendido que está en deuda con Bilbao", dijo el alcalde de la capital vizcaina, que ayer insistió en su decisión nada más conocer el resultado de las negociaciones emprendidas con el organismo continental: "Dijimos que íbamos a defender firmemente los intereses de Bilbao como sede de la Eurocopa y así lo ha reconocido la propia Europa". El éxito de las instituciones promotoras de la sede de San Mamés (Ayuntamiento, Diputación Foral de Bizkaia y Gobierno vasco) han sacado músculo en su duelo particular con la UEFA, y por ende con la RFEF, y se cobran una victoria diplomática que permite recuperar íntegramente la inversión realizada, evitar posibles brotes de contagios por covid-19 ante la exigencia de UEFA de jugar con público (San Mamés debería acoger los tres partidos de España de su grupo ante Suecia, Polonia y Eslovaquia, además de un encuentro de octavos de final) y asegurarse a medio plazo "dos eventos deportivos de gran incidencia internacional y económica para los próximos años", según subrayó Aburto, quien puso el énfasis en "la firmeza las instituciones vascas" en este proceso. El comunicado conjunto de estas últimas expresa su "satisfacción por haber hecho valer el trabajo serio, profesional, coherente y responsable realizado en el proyecto Euro'20, y por haber actuado con firmeza para defender y potenciar los intereses de la ciudadanía vasca en general".

Aquel 21 de abril, Euskadi estaba inmersa en una nueva ola de la pandemia (una incidencia acumulada en 14 días de 521,34 casos por 100.000 habitantes) y la RFEF de Rubiales se temía la ausencia de público en San Mamés, un matiz que no se lo podía permitir, según recalcó el propio dirigente federativo. Tiró de la candidatura de Sevilla, confiado en que la situación epidemiológica de esa ciudad y de toda Andalucía invitaría a propiciar la presencia de público en La Cartuja, que sí lo tendrá, ya que el lunes se permite la asistencia de unas 18.000 personas en ese estadio olímpico, cuya capacidad se eleva a un totañ de 60.000 asientos. Lo paradójico del caso es que los datos de Euskadi a día de ayer eran levemente mejores que los de Andalucía, ya que la incidencia en la Comunidad Autónoma Vasca se cifraba en 174,8 casos, que se elevaban a 188,2 en el ámbito andaluz. En Bilbao la incidencia era de 176,06 casos frente a los 164,2 de la capital sevillana, en tanto que en Bizkaia esta tasa se quedaba en 178,41 respecto a los 225,3 de la provincia de Sevilla.

La pandemia del covid-19 ha privado a Bilbao ser sede de la Eurocopa'20 después de que fuera nominada en septiembre de 2014 pese a ciertas presiones externas y después de superar el primer corte emprendido por el organismo continental, ya que en esa criba inicial se quedaron en el camino las candidaturas de Cardiff (Gales), Estocolomo (Suecia), Minsk (Bielorrusia), Skopje (Macedonia), Sofía (Bulgaria) y Jerusalén (Israel). Casi siete años después, la Eurocopa ha arrancado sin San Mamés en su hoja de ruta, aunque a La Catedral le espera otras finales y quizá en una de ellas, si se recurre a una bilbainada, pueda competir el mismo Athletic.

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San Mamés tenía previsto acoger los tres duelos de España en su grupo de la Eurocopa y un encuentro de octavos de final.

"Resarcimiento a nivel de daño reputacional e imagen por la pérdida de un evento internacional de impacto económico"

"Dijimos que íbamos a defender firmemente los intereses de Bilbao como sede de la Eurocopa y así lo ha reconocido la UEFA"

"Se ha reconocido la voluntad, capacidad y buena gestión de las instituciones vascas en tareas organizativas"